Historia De Un Ángel | (Original En Español)

Haiden

Empezó la clase de mitología en la academia Haiden. El profesor entró en el aula y todos los estudiantes corrieron a sus asientos.

—Bien —Pausó—. Cada uno de ustedes posee un poder, su alma, esta escuela les ha entrenado en su uso y control específicamente para la lucha contra los demonios que habitan en Yoni. 

"¿Por qué decir algo tan básico ahora?", pensó Kyle.

Casi tratando de aludirlo con sus palabras, el profesor prosiguió.

—Es un mero recordatorio, mañana será su graduación de la academia y quería recordárselo. Cada día más demonios aparecen por todo el plano terrestre; y son estudiantes de Haiden, la academia más próxima al Paraíso, cumplan su deber como tales.

Se escucharon murmullos en la clase, el profesor nunca había parecido tan serio.

—Ha sido un honor compartir estos años con ustedes, les deseo lo mejor en sus caminos, especialmente a los que decidieron alistarse en las fuerzas de combate. Que Dios les proteja. —Sonó la campana que anunciaba el descanso.

Kyle seguía sumergido en sus pensamientos, así habría seguido de no ser por la alegre voz que le despertó de su "sueño".

—¡Kyle!

Este se volteó. Era Eli, su hermana, una chica esbelta de ojos azules y un largo cabello rubio, recogido en una coleta que finalizaba en un suave tinte azul.

—¿Qué quieres, Eli?

—¿Cómo que qué quiero? ¡Aiden debe llevar un buen rato esperándonos!

Aiden era el nombre de su hermano mayor, un curso superior a ellos.

—¿Aiden? —Repitió el chico—. ¿Para qué quiere vernos?

—Quiere preparar una fiesta de graduación en vuestro apartamento. —Murmuró con una sonrisa juguetona.

—Nunca va a cambiar.

Sin más palabra, ambos caminaron hasta la fuente del campus central donde Eli se detendría para encajar bien su bota.

—¿Sabes algo? —Sonaba apagada, nostálgica.

—Sorpréndeme. —Kyle la miró curioso.

—Me alegro de haber sobrevivido a aquel incendio.

—¿Te refieres al orfanato?

Ella asintió.

—Aún recuerdo como Aiden nos abrazaba y gritaba a las llamas para que se alejasen. —De nuevo esa sonrisa nostálgica.

—Solo tuvimos suerte, un ángel estaba de paso y decidió traernos con él. —Añadió en tono cortante el chico.

Esa respuesta no pareció gustarle a su hermano, que ahora le observaba con una expresión más fría.

—Pero Kyle —Añadió ella—, ¿Nunca has querido agradecerle a ese ángel? ¡Nos salvó la vida!

—Ni siquiera recordamos su rostro. —Sintió el peso de la mirada de su hermana, así que decidió añadir: —Como diría Aiden, "déjalo que arda".

Una voz emergió sobre las suyas.

—No lo hubiese expresado mejor.

Ambos observaron esa figura robusta, siempre acompañada de su típica camiseta de tirantes negra y su chaqueta vaquera. El inconfundible cabello negro cuyo flequillo se teñía de rojo, acompañando el color de sus brillantes ojos. Era Aiden.