Capitulo 3

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Luego de haber desayunado entre todos en la casa del profesor, Haibara obligó a que aquel trío de chicos la acompañaran a su habitación en espera de Akako; mientras que Agasa se quedaba en la sala de estar, esperándola.

Cuando los chicos lograron al fin llegar a la habitación de la única chica; tanto Kudo como Hakuba prefirieron mantenerse algo alejados de Kaito, luego de ver como casi inmediatamente había sido empujado a la cama médica que estaba allí por petición de la castaña.

--En lo que llega Koizumi, aprovecharé está pequeña oportunidad para poder averiguar una que otra cosa más sobre tu nueva transformación --explico la chica sin dejar de mostrar una sonrisa algo atemorizante, mientras buscaba algo en específico por todo su cuarto --Tengo algo de curiosidad sobre ciertos aspectos... Tú solo quédate ahí.

Aquella orden fue más que suficiente para que el mago se levantará de golpe y fuera corriendo hacia la única puerta; más al intentar abrirla, notó que esta estaba cerrada desde afuera, sabiendo que el único capaz de haber conseguido tal hazaña sería aquel viejo científico loco.

El ojivioleta en vez de rendirse o hacer un muy fuerte y molesto berrinche, prefirió buscar entre todos los bolsillos ocultos que tenía su traje sus herramientas para poder abrir cerrojos; pero al estar a punto de colocar aquellas piezas dentro del picaporte, el cleptómano fue tomado con algo de fuerza por una de sus nuevas orejas, haciéndolo dejar su pequeña tarea para comenzar a moverse en dirección hacia donde lo estaban llevando.

Una vez fue llevado de nuevo a la cama médica; notó que la persona que lo había regresado a la fuerza había sido la misma pequeña Ai, quien solo le lanzaba una mirada llena de disgusto.

--No seas payaso --exclamo la única chica apatica, mientras volvía a comenzar su búsqueda entre uno de los cajones de su escritorio --Solo quiero ver cuánta de tu conducta normal a cambiado por culpa de la gema, no quiero nada de sangre o cosas así... --Continuo ahora algo más relajada cuando encontró finalmente lo que buscaba, a la par que volvía con el ladrón de guante blanco cubriendo dicho objeto con uno de sus típicos pañuelos --Ya tengo suficiente de eso con Kudo y sus análisis semanales.

Al escuchar eso; el detective del este solo miró con algo de desaprobación y molestia a aquella chica que únicamente optó por ignorarlo. A pesar de todo el tiempo que había pasado; el antiguo encogido aún no podía evitar pensar, cuál era el verdadero propósito por el qué aún tenía que hacerse esos molestos estudios, si la cura definitiva ya llevaba mucho tiempo dentro de su sistema.

Saguru por otro lado, solo continuaba mirando extrañado la situación en la que ahora estaban. Había escuchado mucho sobre las ligeras e infantiles riñas entre la pequeña científica y Kudo por parte de su fiel amante, más nunca creyó que actuarían de esa manera a pesar de tener algunas visitas.

Cuando se sintió preparada tanto física como mentalmente, la pequeña encogida solo suspiro con nerviosismo y acercó a el rostro del prestigitador aquello que todavía tenia oculto entre sus manos. Al lograr notar como de poco en poco toda la concentración del ojivioleta se encontraba de repente en lo que tenía escondido entre sus manos con ayuda de uno de sus pañuelos, procedió a quitarlo con lentitud, dejando ver una pequeña bola de estambre color azul marino.

--¿Qué se supone qué quieres que haga? --cuestiono casi de inmediato Kaito, mirando con atención y curiosidad aquella gran bola fina de hilo --¿Quieres qué me ponga a jugar o a morderla como si fuera un verdadero gato? --Volvio a preguntar disgustado --Me siento muy ofendido, Haibara.

--No --respondió secamente la castaña, comenzando a lanzarlo y atraparlo varias veces con ayuda de ambas manos --Solo quiero ver como reaccionas, eso es todo.

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