Naruto ni Sekirei me pertenecen, son de sus respectivos dueños así como los animes que salgan aquí.
Sin más que decir se despide su amigo y que comience este jodido capítulo.
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Akitsu observo a su izquierda y luego a su derecha mientras se preguntaba si había muerto puesto que lo que veía no podía ser catalogado como otra cosa...
Más que el infierno.
Llamas carmesí bailaban en un son funesto y almas gritaban pidiendo clemencia.
Akitsu no entendía, solo recordaba irse a domir en la azotea de aquel edificio y luego nada.
-*Ashikabi*-Se pensó Akitsu pero solo aquello provoco un nudo en su garganta.
Ella estaba rota, era una herramienta inútil, no tenía el derecho de siquiera pensar en tener a su Ashikabi.
Pero este sueño que era, ella había escuchado a sus hermanas comentar felizmente el encuentro con su Ashikabi en algún lugar hermoso.
Pero este infierno no tenía nada de eso, el solo verle provocaba miedo dentro de su corazón.
Era algún tipo de cuidad en llamas, solo que en lugar de las llamas ser amarillas eran de un carmesí oscuro, escombros regados por todo el lugar, hombres, mujeres y niños pidiendo ayuda mientras que había humanos con la mitad de su cuerpo aplastado, otros gritaban en agonía cuando las llamas los quemaban lenta y tortuosamente.
Entonces la sekirei vio a un niño mientras sentía su corazón enfriarse más que nunca.
El niño estaba bajo escombros pero se podía ver las quemaduras, la ropa se adhirió a su piel ampollada y rosada.
El niño tenía su mano extendida tenía su mandíbula tensa y sus ojos brillaban llenos de vida, no rindiéndose incluso cuando tenía aquella barra de metal pasando su torax justo arriba de su corazón.
"Yo....no quiero morir"
Entonces todo el mundo de Akitsu se volvió oscuro antes que ella se pudiera lanzar a ayudarle.
Lo supo de inmediato, sintió su corazón después de años de no latir volverlo a hacer con más fuerza.
Él era su luz en el infierno helado.
Él yacía atrapado en un infierno de fuego y muerte mientras que ella llacía en un infierno congelado y lleno de oscuridad.
El era su Ashikabi y ella su sekirei.
Lágrimas bajaron por su rostro, ella tenía que buscarlo, ella era solamente de él, tenía que volver a su lado, lo buscaría el resto de su vida de ser necesario.
Mundo real.
Naruto gruñó sintiendo el peor dolor de cabeza de su corta vida, aunque haciendo memoria tuvo una más fuerte y fue por cuando él y Gilgamesh se tomaron aquella botella de vino que según Gilgamesh fue echa por los dioses, celebrando su décimo quinto cumpleaños donde según el rey los niños se volvían hombres que servían bajo su mando.
Hubo algo que no toleraba el rey y eso era que lastimaran a un niño, para el los niños debían hacer cosas de niños y convertirse en adultos, solo así un cachorro de león se convirtiria en un león poderoso, los niños debían seguir siendo niños, mantener su inocencia y su ignorancia.
