Los sucesos que ocurrían últimamente en la vida de Alejandro seguían sin tener una explicación clara. Él llevaba una vida normal, como cualquier estudiante de medicina que se levantaba todas las mañanas a desayunar y estudiar, pero es que ni durmiendo sus ocho horas diarias lograba descansar. Siempre que se despertaba le dolían las piernas y muy a menudo en sus manos aparecían moretones, ¿Pero cómo es que llegaban allí si sólo se acostaba a dormir? Los días se le hacían eternos como consecuencia de todo lo anterior, le costaba cada vez más concentrarse en las clases, tomar nota o el simple hecho de escuchar. Sus amigos comenzaron a preocuparse el día que el chico llegó a la clase con un rasguño en su cara que no supo explicar cómo se lo había hecho, temían que algo les estuviese escondiendo. Una noche, tras tener cinco horas seguidas de Biología, lo invitaron a una cervecería para distraerse un rato y no estar pensando tanto tiempo en los estudios. Llegaron al lugar y la juntada transcurrió de lo más normal, hasta que a eso de las doce y media Alejandro con la excusa de que era muy tarde se fue. Tras pasar la puerta y como si de ello dependiera su vida, los chicos decidieron seguirlo para tal vez encontrar de una vez por todas las respuestas a las actitudes raras de su amigo. Lo siguieron por varias cuadras, pero sólo era Ale, su amigo de siempre caminando hacia su casa, de vez en cuando cantaba una canción o hablaba sólo, nada fuera de lo normal. Aunque al ver como de un momento a otro desgarraba con sus propias manos el cuerpo de un pobre hombre que sólo pasaba por ahí, tuvieron que guardarse sus palabras y gritos de horror. El primer impulso que tuvieron fue huir, y así lo hicieron, menos Juan que había quedado totalmente impactado con la masacre frente a sus ojos, ese no parecía Alejandro, y no lo era en su totalidad. Para cuando reaccionó los ojos negros, perdidos y bien abiertos de lo que había tomado el cuerpo del joven lo estaban mirando.
Juan se despertó de golpe, como venía ocurriendo desde hace varias semanas, todo transpirado, con el cuerpo cansado y sin entender como habían aparecido nuevos moretones en sus manos.
ESTÁS LEYENDO
Microrrelatos
RandomUna recopilación de microrrelatos escritos en su mayoría para el colegio, aunque también otros de manera personal.