Quizá me sorprendió que fueras de ese tipo de persona, ese tipo que disfruta de la soledad y no le importa beber en compañía de su propia sombra. Aunque tú no lo supieras te escribí, te escribí varias cartas, que en algunos arrebatos de locura casi llegan a tu casa, aquella misma casa donde solíamos leer juntos y contar las acciones que habíamos cometido esa semana con frenesí. Fuiste la única persona a la que le fui sincera cuando me preguntó cómo estaba.Tuvimos una relación diferente, basada en el silencio, en la tranquilidad y sobre todo en la verdad. Nos encantaba intercambiar libros, masticar cada una de las palabras de las obras de Shakespeare y escuchar Green Day. Quizá algún día bailamos alguna canción, pero si me lo preguntaran, ten por seguro que lo negaría.
Y ahora que no estas, echo de menos tu mirada, esa que se posaba en mí mientras pasaba páginas y páginas de libros. Aún recuerdo tus ojos almendra, siempre con esa mirada vivaracha y con tu habitual sonrisa contagiosa.
Cuando tú llegaste, mi vida cambió. Nunca creí que alguien como tú estaría interesado en mí, pero ahí estábamos, juntos, y en ese momento creí que sería eterno, si hubiera llegado a saber la verdad hubiera retenido en mi memoria cada uno de tus pequeños gestos cotidianos.
Y entonces llegó aquel día, aquel día por el que tuve que pagar sesiones con un psicólogo, aquel día donde todo se rompió y no volví a ser la misma. Te levantaste mientras leíamos, me dijiste que aunque me querías tenías que irte, intente que no te fueras, dios, claro que lo intenté pero tú eras más fuerte y estabas decidido. No volví a verte, ni a ti ni a tus ojos almendra ni a tu mirada viva.
Durante un tiempo te busqué, pregunté a toda la gente que conocía pero no fue efectivo y te perdí. Me pregunté mucho por qué te fuiste pero ya no lo quiero saber. Te escribo esto, para olvidarme por fín de tí y poder seguir con la vida que siempre quise tener, aunque para ser perfecta me faltarías tú.
Mi abuela solía decirme que si de verdad querías algo luchabas por ello hasta el final, porque siempre puedes ganar la guerra en la última batalla. Por eso, creo que realmente nunca me quisiste, te vi luchar por muchas cosas, tus sueños, la universidad que querías entrar, ser admitido en el equipo de rugby... Pero no luchaste por mí. Creo que esta es la razón por la que hoy soy capaz de decirte adiós.
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Tú, mi mundo
RomanceElla pensaba que era para siempre, él cambió las cosas y consecuentemente la vida de ella. ¿Podrán vivir el uno sin el otro? ¿Se volverán a encontrar?