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<<Entrenamiento y disculpa>>

Solo quería dormir, me la pasaba de guardia o estudiaba para evitar a Paul, aunque me doliera.

Hoy iríamos con los Cullen, no supe nada de ellos dese el día en el que desaparecí, extrañaba más que nada a Rose, sus caricias que extrañamente me daban un aire maternal.

-Ahora de irnos- dice mi padre a lo que me levanto de la mesa y me despido de mi mamá

-Suerte- me susurra y me da un beso en la frente

-Regresamos más tarde- dije y salí junto a mi papá

-Le dije a Paul que se alejara- dice a mirada del camino

-Lo sé- dije seria

-Pero los dos se hacen daño Ama-

-Tambien lo sé- dije ahora con tristeza, de verdad me dolía, pero esque ya nisiquiera sabía si seguía con Rachel

-Bueno, fuera tristezas por ahora, vamos nos estarán esperando- dice dándome un corto abrazo para después de un salto transformarse seguido por mi

-<<¿Carreras?>>- dije mientras me emparejaba a el

-<<El último en llegar es una sanguijuela>>- rei para después acelerar mas mis pasos y correr a toda velocidad

-<<¿No invitan?>>- dijo Seth llegando a mi lado

-<<Obvio no porque se creen los mejores>>- hablo está vez Leah llegando a un lado de mi padre

Mi padre empujó a Leah casi tirandola a lo que ella le hizo lo mismo, Seth y yo aprovechamos y empezamos a acelerar hasta llegar donde ya estaban todos acostados esperándonos, Leah y mi padre llegaron después.

-<<Creo alguien es una sanguijuela>>- dije divertida viéndolos

-<<Muy graciosa ya vámonos- dije Leah ofendida -<<No me ofendí>>- dijo haciendo pose diva, ella rio

Todos nos pusimos en hilera para cruzar el tratado, Paul, Jacob, Jared y Embry trataron de ponerse a mis lados pero Seth y Leah se adelantaron y les gruñeron.

De un salto fuimos cruzando y comenzamos a correr y ya casi al llegar fuimos ahora caminando, pero yo comencé a correr hasta donde estaban todos los Cullen.

-<<Rose!!!>>- sabía que no me escuchaba pero solté un tipo ladrido hasta que llegue a ellos y la vi, tenía cara de asombro y alegría por lo que me lance a ella, dimos vueltas en el suelo hasta que ella quedó abajo mío, le empeze a dar lenguetazos por toda la cara mientras ella reiat

-Amaris!...Basta!...- dijo entre risas

me separé de ella y dejé que se parara, al estar frente a ella baje mis orejas -<<Lo siento, de verdad lo siento, no debí irme, o por lo menos debí avisarte>>- dije gimoteando

-Dice que lo siente, que no debía irse y.... Que por lo menos debió avisarte- le comunico Edward

-Ay Ama no tienes que sentir nada, fue culpa de ese perro pulgoso, además ya estás aquí, eso es lo que importa- dijo acercándose, baje mi cabeza y ella me empezó a acariciar

La hija del Alpha | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora