Ese día, todos recibimos un recordatorio sombrío. Vivíamos con el temor latente de ser atacados; con la esperanza enjaulada en el pecho….
-¡Todos preparados para proceder! ¡Solo hay un objetivo! ¡Los eliminaremos y nos libraremos de una vez por todas de ese cruel enemigo!
Ese era el discurso del comandante Keith Shadis, para incitar a sus hombres a la batalla. Varios soldados bajaron de los camiones, y avanzaron dispuestos a detener la amenaza y proteger a la ciudad y sus habitantes, a costa de su propia vida. Los enemigos rodeaban el lugar y se escabullían entre las casas y edificios. La ciudad era un campo de batalla, una pesadilla de la que era imposible despertar.“Nadie se acuerda de los nombres de las flores pisoteadas.
Los pájaros esperan el próximo viento para volver a intentar.
Las oraciones no nos salvaran.
Solo la voluntad de lucha puede cambiar nuestro destino”Ese día, todos recibimos un recordatorio sombrío. Vivíamos con el temor latente de ser atacados; con la esperanza enjaulada en el pecho….
-¡Todos preparados para proceder! ¡Solo hay un objetivo! ¡Los eliminaremos y nos libraremos de una vez por todas de ese cruel enemigo!
Ese era el discurso del comandante Keith Shadis, para incitar a sus hombres a la batalla. Varios soldados bajaron de los camiones, y avanzaron dispuestos a detener la amenaza y proteger a la ciudad y sus habitantes, a costa de su propia vida. Los enemigos rodeaban el lugar y se escabullían entre las casas y edificios. La ciudad era un campo de batalla, una pesadilla de la que era imposible despertar.“Nadie se acuerda de los nombres de las flores pisoteadas.
Los pájaros esperan el próximo viento para volver a intentar.
Las oraciones no nos salvaran.
Solo la voluntad de lucha puede cambiar nuestro destino”~~~
Horas antes…
-¿¡Estás loca Mikasa?! No puedo decirle eso a mi papa. No hay excusa.
-De todas maneras, es algo delicado.
Iban caminando dos jóvenes de edades cercanas a 11 o 12 años, ambos vestidos con uniforme escolar. Era de tarde, y las calles de la ciudad estaban impregnadas de gente, casi se hacía difícil separarse lo suficiente.
-Ni hablar.
-¡¡Hey!!- llamo un hombre rubio desde atrás- cuidado al cruzar, recuerden que hay bastante tráfico por aquí.
-¡Hannes!- exclamo el chico
-Hola- saludo frente a ellos el oficial
-Vamos Hannes, somos lo suficientemente grandes para saber eso- respondió molesto el castaño- además, apestas a alcohol.
-¿De qué hablas? Yo no bebo en horas de trabajo- intento excusarse el hombre.
-¿Si estas borracho como vas a luchar y hacer bien tu trabajo?- insistió de nuevo el niño
-¿Venga Eren, porque tengo que luchar? Hace como 10 años que no vienen por aquí. Además, ya te dije que no estoy borracho, y aunque lo estuviera, podría defenderlos a todos igual- contesto sonriente y levantando un brazo
-¡..Pero..! mi papa me dijo que estábamos en peligro por esa misma razón.
-¿El Dr. Jeager dijo eso? Bueno quizás tenga razón. Nos ha salvado el pellejo muchas veces. Pero no te preocupes, si llegan a atacar, los protegeremos sin importar que- hablo ensanchando la sonrisa mientras le acariciaba la cabeza a ambos niños, despeinándolos en el proceso.
Luego de despedirse del oficial, continuaron su camino hacia su hogar, y pasando por la calle principal, se toparon un grupo de camiones de soldados de las Fuerzas Especiales que llegaban de tierras lejanas.
-¡Oh! ¡Son de las Fuerzas Especiales! Mikasa, vayamos a ver- exclamo con alegría el chico de ojos verdes, jalando a su hermana del brazo, quien solo se dejó llevar por él.
Los camiones pasaban uno tras otro por las calles. Algunos soldados de pie, que se les podía ver el rostro decaído que traían. A su avance, se lograban ver también en su interior, los cadáveres de muchos soldados y las paredes llenas de sangre.
Pero pese a todo ese dolor reflejado en sus rostros, Eren los miraba impresionado, admirado por la valentía de aquellos hombres, y deseando ser uno de ellos. Eren sonrió entonces, y miro a los ojos a uno de los soldados, quien lo vio sorprendido de que, entre tanta gente decepcionada por su fracaso, él les tuviera fe y esperanza, y los mirara con ese rostro tan iluminado. El rubio soldado volteo su cara hacia un lado, sus azules ojos no podían ver los de aquel niño. No tenía cara para hacerlo.
Eren se quedó algo extrañado por su actitud, y su rostro cambio al escuchar lo que dijo un hombre a su lado.
-¿Esos son cuerpos?- pregunto uno observando con detalle el interior de las camionetas
-Sí, son cadáveres. Hay menos que cuando se fueron, muchos menos.
La gente los veía pasar, y algunos corrían hacia el cuartel para saber de sus familiares, sin embargo, muchos regresaban desolados llorando las pérdidas.
-¿Así que todo fue en vano? ¿Perdimos? Tch! Todo esto para nada. Quien quita que los próximos seamos nosotros- hablo el mismo hombre con mala gana, hasta que sintió como algo duro le pegaba en la cabeza.
-¡Ey! ¿¡Que te pasa mocoso!?- grito el sujeto viendo como el chico le lanzaba piedras. E iba a continuar, si no fuera porque Mikasa se lo llevo por el cuello de la camisa, escapando por entre los callejones. Unas cuadras después, la pelinegra soltó a su hermano de un empujón, cayéndosele los libros que llevaba en la mochila.
-¿¡Que te pasa Mikasa?! ¿Por qué no me dejaste darle una lección a ese tipo?- pregunto molesto
-Eren, aun deseas unirte a las Fuerzas Especiales?- pregunto la chica con demasiada seriedad
El chico se quedó en silencio y comenzó a recoger los libros- ayúdame a recoger esto, y vámonos que mama ya debe estar preocupada.
(…)
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❄️Alas de Libertad
FanfictionEn este mundo, en el pais de Paradise, sus habitantes viven en constante acecho, puesto que una Organización Antipersona llamada "Los Titanes", amanazo en el pasado con apoderarse de su territorio, y dar un golpe de estado. Sin embargo, la amenaza t...