Capitulo VI

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Todas las madrugas de los fines de semana Vic suele salir a correr, esta vez se levantó y se quedó pensando en el borde de la cama mientras la suave y fría brisa de la madrugada lo animaba a que se fuera a bañar.

Entra al baño y abre la llave, dejando que el agua recorra todo su cuerpo mientras tiene sus manos posadas en la pared de la ducha, admira como las gotas recorren cada parte de su cuerpo, después se coloca jabón y termina de lavarse. Una vez que sale, se seca y se coloca su ropa para salir a correr por lo general usa buzo, su suéter y sus zapatillas (lo normal diría yo).

Vic sale de la casa, calienta un poco y se coloca sus auriculares antes de empezar a correr; en el camino observa cómo se va asomando los rayos del sol

—Que hermoso.

Expresa mientras va pasando por un parque al cual frecuenta siempre, pero a lo lejos observa una figura femenina, parece reconocerla.

—¿Caeli?

Pronuncia en voz baja hasta que decide acercarse más y logra por fin reconocerla.

—H-hola, Caeli.

La chica lo mira confundida.

—¿Quién eres?

Vic se queda sorprendido.

—Soy compañero tuyo del colegio, me llamo la atención verte aquí en el parque sola, por lo general suelo frecuentar este parque, sin embargo, nunca había visto a nadie cada vez que paso.

—Ah... Sí, como ya sabes soy nueva por aquí y en mi país solía salir a correr todas las mañanas de los fines de semana.

Se emocionó al escuchar aquellas palabras, ya que por fin tendría a alguien a quien invitar cada vez que saliera a correr.

—¿Quisieras salir a correr conmigo los fines de semana?

Pregunta con firmeza y sin ningún rodeo.

—Tengo que irme, lo siento.

Dice con una sonrisa en los labios y sale corriendo en dirección hacia una barriada no tan lejos de la casa de Vic.

Vic sintió tremendo rechazo que hasta se quedó sentado en las bancas mientras observaba como se alejaba Caeli.

—Dios, tiene tremendo cuerpo.

Expresa mientras ríe y se levanta para irse a su casa.

Termina desayunando y duchándose de nuevo para sentarse a hacer tarea como chico responsable, pero no deja de pensar en Caeli que hasta en su tarea tiene escrito su nombre.

Ese día Lucerito lo llamo

—Hey Vic ¿quieres venir a la fiesta que están haciendo hoy?

—Pues claro que sí, nunca rechazo ninguna fiesta.

Declara riendo mientras está limpiando su cuarto.

—¡No vengas Vic! Lucerito te quiere comer...

Se escucha al fondo de la llamada la voz de Max.

—Cállate Max, no puedes irte a otro lado.

Expresa Lucerito sonrojada detrás de la llamada.

Vicenzo ríe a carcajada.

—Está bien Luz, nos vemos ahora en la fiesta.

Suele decirle Luz de cariño a Lucerito.

Llega la hora de ir a la fiesta y Vic se coloca su camisa, sus jeans y unas converse negras. Se despide de su mamá dándole un beso en la frente y se va caminando a la casa de Lucerito donde se va a hacer la fiesta; en el camino se queda mirando la luna y lo hermoso que es caminar por la noche.

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