Capítulo 3

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Jamie eligió el mismo sitio en que Tamy la encontró la noche antes, la verdad era el más cercano y le urgía despejar ya la mente de los últimos acontecimientos. Esta vez ocupó una mesa:

―Acompáñame ―le pidió sin aquel tono autoritario que usaba siempre.

Tamy se limitó a sentarse sin responder.

Luego de pedir unas copas, Jamie miró a su agente a los ojos. ―Discúlpame por las cosas que dije antes... no es cierto que te culpe de lo sucedido; es culpa mía, debí tomar más precauciones...

―Tal vez si me hubieras dicho a qué ibas a ese sitio y yo hubiera estado al tanto de todo, tuvieras ahora esa dichosa valija y quizás tu novio oriental estaría vivo.

Jamie bebió un trago. ―Antes ya te dije que Tian no era mi novio, era... un amigo, realmente era mi empleado ―una sombra triste envolvió de repente sus ojos.

―¿Tu empleado?... Hasta donde sé no te ocupas de nada, no creo que tengas gente empleada.

―Hay muchas cosas que no sabes de mí ―respondió Jamie viéndola a los ojos.

―Pudieras comenzar a contármelas ya ―Tamy bebió de un sorbo su copa y luego la puso sobre la mesa―. Ah, y quita esa cara; ha sido solo una copa, no la repetiré, así que espero no le cuentes a tu papi que he estado bebiendo mientras trabajo.

Jamie la observó con atención. ―Descuida, no le diré... además, porque estas bebiendo conmigo; ¡sólo por eso eh! ―sonrió.

Tamy también sonrió y desvió por un momento la mirada. ―¿Ah sí?... Encima me condicionas; ¿eso quiere decir que jamás podré volver a beber? Porque es que todo mi tiempo estoy de servicio ―volvió a centrar aquellos ojos que parecían estudiarla, y eso la incomodaba.

―No... eso quiere decir entonces que solo podrás beber conmigo.

De repente hubo un silencio que ninguna de las dos se decidía a romper, pero no dejaban de verse a los ojos, hasta que fue Tamy a reiniciar la plática.

―Entonces... ¿me contarás de qué iba todo eso de la misteriosa valija finalmente?

Jamie volvió a ponerse muy seria. ―No lo sé... antes te sugerí trabajar para mí, conmigo; y me dejaste claro que obedeces estrictamente al "señor Santemo"... Sin embargo... algo me dice que pudiera confiarte hasta mi vida.

―Mira... mi trabajo es cuidar de ti, no importa a quién obedezca; pienso hacerlo bien, y si para ello hay cosas que deba saber, llegó el momento de que me lo cuentes; ¿en qué andas metida? ―y tras lanzar aquella pregunta directa, la agente fijó sus ojos como dos taladros en los de la chica, pues estaba segura que Jamie no era aquella niña consentida e irresponsable que todos veían, esa personalidad más bien le parecía una fachada; una máscara para esconder alguien verdaderamente distinta.

―Ok... te cuento... una vez que lo haga, estaré en tus manos; si me delatas... tanto yo como mis liados correremos peligro de muerte.... y si no lo haces; presiento que será el comienzo de una estupenda... amistad.

―Apostemos por lo segundo entonces ―respondió Tamy J. y bebió otro trago―. Y perdón eh, por seguir rompiendo protocolos con lo del trago ―le guiñó un ojo y entrelazó los dedos de ambas manos, apoyando los codos sobre la mesa, como preparándose para escuchar una larga historia...

 Y perdón eh, por seguir rompiendo protocolos con lo del trago ―le guiñó un ojo y entrelazó los dedos de ambas manos, apoyando los codos sobre la mesa, como preparándose para escuchar una larga historia

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