—Acepto—Soltó él con una sonrisa y ni un solo atisbo de duda.
—Ruth Adams, aceptas como tu legítimo esposo a Dylan Wailen, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y hasta que la muerte los separe?—dijo esta vez el Padre dirigiéndose a mí.
Ruth Wailen? No lo se...
Ok, ok, ya te pusiste el vestido, ahora larguémonos de aquí.
Shh, callate conciencia intento pensar.
Me había quedado paralizada, desde que entré por la puerta de la iglesia con este precioso vestido me di cuenta de que esto no es lo correcto, yo no amo a Dylan, es decir, sí, pero, por dios, es mi mejor amigo.
Dicen que los mejores amigos que se casan tienen menos probabilidades de divorciarse, eso sería muy bueno para los niños.
¡¡¿¿Niños??!! Ni pensarlo, no, tengo que parar esto.
—No—dije rotundamente provocando caras extrañadas y murmuros entre los presentes. Increíblemente Dylan no pareció sorprendido, solo tenía esta mirada suya cuando sabe que estoy apunto de hacer alguna estupidez, y eso, solo me hizo amarlo más, me comprendía, sabía qué estaba pensando, sabia que esto era una completa locura y sobre todo que no era lo que yo quería. Esto de casarse o atarse en una relación no va conmigo, nunca ha ido conmigo.
Dylan se inclinó hacia mi, puso una mano sobre mi hombro dándome tranquilidad. ¿Cómo podía estar así de bien cuando lo había rechazado y justo el día de la boda? Es que es demasiado bueno para mí, lo admito.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto?- preguntó en un tono que solo yo pude escuchar. Asentí con la cabeza en modo de afirmación y él solo me beso la frente—Sé libre paloma.
No pude evitar soltar una risa y le plante un fugaz beso en la boca. Me quite los tacones de aguja que llevaba y me recogí el vestido para poder correr. Miré por última vez al cura y le guiñe un ojo, Dyl sonreía como si eso hubiese sido una farsa y todos los demás seguía sin entender. Eche a correr por el pasillo, mirando cada una de las caras de mis familiares y amigos presentes, que me miraban como si esperaran que volviera y dijera que todo era broma.Eh, Hola, Despierten!!!, es cierto!!
Mi madre sentada en primera fila, había comenzado a llorar, ¡Oh vamos!, sabía que haría esto en cualquier momento, si solo quería ponerme el vestido y tener una fiesta! Mis tíos y abuelos realmente no se lo esperaban, y me miraban correr con los ojos como platos.
Nuestros amigos eran los menos sorprendidos, me conocían, y lo conocían a él, estaban completamente seguros que nuestra boda no sería normal, además seguían diciendo que esto de casarse a los veinte años era algo precipitado. Ni siquiera sé en qué punto dejamos de ser solo mejores amigos, para convertirnos en pareja o siquiera en que momento acepte su propuesta.Cuando por fin deje atrás todas las miradas y mis pies dieron con la arena me sentí realmente libre, pero no me detuve, seguí corriendo. Recuerdo que en algún momento de mis conversaciones sin sentido con Dylan habíamos hablado el tema de la libertad, él decía que se alcanzaría la total libertad cuando no estuviéramos encerrados en este planeta al que él llama, jaula gigante, el día que encontráramos otros seres vivos fuera de aquí y tuviéramos infinitos lugares a los que ir, sin ninguna ley, o algo que te impida hacer lo que desees. Yo, al contrario, creo que existen diferentes tipos de libertades, a veces solo queremos huir, del mundo, de nuestros padres, de una mala relación, de las responsabilidades, de los problemas, de las situaciones incómodas, o incluso de nosotros mismos. La vida...se hizo para ser libre, a mi entender, una persona que no ha sido libre no ha vivido nunca.
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My Ocean
Teen Fiction¿3 meses? ¡¿Qué son 3 putos meses?! Pues te digo, en tres putos meses te puedes enamorar de una persona, triste pero cierto, el corazón es así de fácil, el cuerpo es así de débil. ¡¡Liam maldito Brown, no hacías falta para poner mi mundo más patas a...