Elfen Lied ・ New Blood [CORRIGIENDO]

Capítulo 7: Insurgencia de Identidad

Yakumo se había quedado en su casa todo el día y ya eran las 2 de la tarde, él sabía que Eme vendría a verlo apenas terminara la escuela y quiso aprovechar el tiempo

-Es mejor que vaya a respirar algo de aire, no me hará nada bien quedarme en casa tanto tiempo- pensaba

Rápidamente salió de su cuarto y bajo las escaleras pero apenas toco el picaporte de la puerta, sintió una sensación que recorrió todo su cuerpo, como si se tratara de una señal, de un mensaje de auxilio que provenía desde las afueras de Kamakura, era una sensación de dolor que le provocaba mucho miedo. Yakumo comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza otra vez y su visión se hacía mucho más borrosa hasta que no pudo soportarlo más y callo desmayado en la entrada de su casa

Él despertó y se encontró en una laguna mental en medio de un vacío oscuro, al frente de él estaban dos puertas, cada una siendo resguardada por dos niñas, una de ellas tenía el pelo muy largo y blanco como la plata con una cara muy tierna pero con una mirada muy inquietante, la otra tenía el pelo corto de una tono medio rojizo y una mirada tierna y cálida. La niña del pelo blanco se acercó primero a él y suavemente le susurró al oído- ven conmigo...todas las dudas que tengas yo te las responderé...jamás te sentirás solo...-, él se sintió encantado por esas palabras, ella tomo su mano y él se dejó guiar hasta la primera puerta. La niña de pelo rojizo le abrazó fuertemente su brazo y él se dio cuenta de eso así que volteó y la miro, la niña tiernamente lo miro y le dijo- no...quédate aquí...no le hagas caso...-, el en ese momento dejo de avanzar hacia la puerta y soltó la mano de la niña de pelo blanco, ella se dio cuenta que la había soltado y lo miró a los ojos soltando una pequeña risa mientras sonreía de una forma inquietante. En ese momento Yakumo comenzó a sentirse cansado y todo el lugar comenzó a tornarse negro, él comenzó a cerrar los ojos y solo podía ver como la niña se le acercaba lentamente hasta que sintió que lo beso y el solo se dejó llevar.

Eme llegaba en ese momento de la escuela, ella abrió la puerta de la casa y encontró a Yakumo tirado en el piso de la entrada. Al verlo soltó su mochila y corrió a levantarlo

-¡Yakumo!

-¡Yakumo!, ¡qué te pasa!

-¡Yakumo!- decía preocupada

Lo llevo en su espalda hasta el sofá de la sala y lo recostó, luego se quedó a su costado a esperar que despierte

-Hay, Yakumo que te está pasando...

-Me siento tan inútil, al no poder hacer nada para ayudarte...- se decía a si misma

En ese instante Yakumo despertó y ella trato de ayudarlo a que se levantara

-Yakumo, ¿Cómo estás?

-Me preocupaste mucho, ¿Qué te sucedió?

Él no respondió nada y solo miró hacia el piso

¿Yakumo, que pasa?

Él bruscamente se abalanzo hacia ella y la sujeto fuertemente de los brazos. Eme comenzó a asustarse y le pedía a Yakumo que la soltara pero él no la escuchaba y solo la sujetó aún más fuerte. En ese momento sacó unos seis vectores de su espalda, libero un enorme pulso vectorial silente y trato de estrangularla, ella trató de forcejear pero era inútil. En ese momento las miradas de Eme y Yakumo se juntaron, ella pudo ver esos ojos rojos llenos de dolor e ira, tan rojos como la sangre tan horrorosos como Leo los describió, en ese momento lo entendió todo. Ella al mirar en la profundidad de esos ojos comenzó a recordar el día que sus padres fallecieron, se encontraba en su antigua casa en medio de las llamas de un incendio y solo podía ver como a lo lejos una diclonius sediento de sangre despedazaba ferozmente los cuerpos sin vida de sus padre bañándose con su sangre a tal punto que lo disfrutaba plenamente. Ella comenzó a entrar en pánico y el miedo invadía todo su cuerpo mientras que Yakumo trataba de ahorcarla sin siquiera dudarlo. En un acto instintivo ella lo golpeó fuertemente su frente con su cabeza y logro liberarse, luego tomo uno de los adornos de la sala y se lo tiro en la cabeza, lo que logro aturdirlo. Eme salió huyendo de la casa de Yakumo con la frente ensangrentada y presa del pánico, ella se detuvo en un callejón donde se puso a llorar desconsoladamente.