Media Luna

Ojos Malditos parte 2

Después de una semana en el hospital, regresé a casa y mi bisabuela se encargó de cuidarme en mis últimas semanas de recuperación.
La pierna no me dolía tanto y las yagas se estaban desvaneciendo. En el brazo con el yeso me daba comezón, y la abuela me dio un palito para que me rascara.

__memeh!__ estaba sentado junto a la pila mientras mi bisabuela limpiaba un pollo que acababa de matar para hacer la comida. Mis piernas colgaban en el banco alto.__ ¿porqué nadie me pregunta qué pasó?

__ mi niño, a veces duelen tanto las cosas que el simple hecho de recordarlas hacen que las heridas se vuelvan a abrir.

__uhm... ¿lastimo a mis hermanos con mi presencia?__ miraba como mis pies se balanceában. __ ¿por eso no han venido a verme papá y mamá?

Escuche que se lavó las manos y me abrazó contra su cuerpo. Su delantal a cuadros estaba mojado, pero fue agradable sentirla.

__ no seas tan cruel contigo mi niño __ sus manos estaban frías y suaves sobre mis mejillas. __ eres muy pequeño para entender, pero algún día lo harás.
Al verla, vi una silueta al rededor de ella. La forma de un animal se asomaba desde dentro de ella.

Desde ese día en aquel cuarto, todo cambió.
Caminaba junto a mi familia y sombras me observaban detrás de los postes de luz, arbustos, troncos.
Pero los peores se presentaban por las noches.
Mi habitación estaba en la planta baja y una noche, unos golpes me despertaron. Eran como picoteos sobre el cristal. Me levanté de la cama y el piso frío provocó que me diera escalofríos por la espalda o por lo menos lo creía.
Camine hacia la ventana y tome las cortinas, las corri y ahí estaban.
Miles de ojos en la ventana observando desde las profundidades de aquella oscuridad, mirando cada movimiento que hacía. Cerre rápidamente las cortinas y corrí a esconderme bajo las sábanas. Debajo de la cama, sentía las vibraciones de unas uñas rasgando la madera, y comencé a sentir como la cama rechinaba, como se hundía y algo se acercaba. El sonido de una respiración forzada estaba sobre mi, y de un tirón las sábanas fueron levantadas.
Esa cosa no tenía mandíbula y su lengua colgaba y se movía de un lado a otro, toda su cara estaba llena de ojo que bajaban por su cuello, hombros y parte de su pecho.

Grite hasta que mis padres entraron y encendieron la luz. Estaba encorvado, cubriendo mi cabeza pegado en la cabecera de mi cama. Cuando mi madre trató de tocarme, grite con más fuerza pensando que era esa cosa que había visto.

Mire de reojo y todos me veían asustados, mis hermanos bajo el marco de mi puerta viéndome, más que asustados, era como si yo fuera un monstruo.
Tenia tanto miedo de apagar las luces, tanto miedo de cerrar los ojos para encontrarme con esas cosas, que dure tres días sin dormir. Mi conciencia se estaba perdiendo por la falta de sueño, mi rostro se estaba demacrado y mis padres  no sabían que hacer ni que estaba pasando. Así que, me llevaron con un médico que terminó derivando a un terapeuta infantil.

Con el tiempo y sin tener una explicación lógica a mis problemas, su diagnóstico fue demencia infantil.
Me medicaron, y esto provocó que me aletargara. Me quedaba en el sillón de la sala mirando un punto fijo durante horas, escuchaba las voces muy lejanamente.
Así fue durante años, hasta que cumplí los 10 años.
Mís hermanos ya estaban en secundaria, así que estaba solo en la escuela. Sin nadie que me cuidara, y con mi ausencia mental, los niños me molestaban de manera que no fuera tan evidente.
Mi mamá cansada de no ver resultados y ver como su hijo se perdía. Opto por dejar de medicarme pensando que era lo mejor. Y como muchas madres, tenía razón.
Mi aletargamiento provocó que esas cosas monstruosas me lastimaran, no tenía fuerzas para gritar, o para moverme. Estaba asustado pero no podía mostrarlo, aunque por dentro estaba más que aterrado.
Por fortuna, el monstruo de los miles de ojos, le gustaba solo mirarme, tenerlo encima de mi, viendo sus miles de ojos, escuchando su respiración Forzada.
Tuve una mala decisión en cerrar los ojos las primeras noches provocando que su respiración cambiara a un sonido parecido a la de una serpiente. Cerre con más fuerza los ojos pero un calor intenso y sofocante que emanaba de el comenzó a quemarme, asi que abrí los ojos y todo se calmó.
Y mientras esa cosa me viera, la sombra no se acercaba para rasgarme con sus uñas afiladas.
Curiosamente, aquel monstruo me protegía del ser que se ocultaba entre las sombras.

Continuará....