Parte XI

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"Temporada II".

Estación 9 3/4.

El viaje hacia Londres para Silvana y Gera fue de silencio total, Lau hablaba de vez en cuando, Zoe y Juls se la pasaron hablando por un buen rato.

Al llegar a la estación las familias de todos esperaban en la plataforma, bajaron sus cosas.

P.O.V. Julieta Black.

Mi padre no se había comunicado conmigo desde que le mande la última carta, no sabía cómo estaba o si estaría esperándome, no sabía nada.

—Julieta, ¿te ayudo con tus cosas?.
—Gracias Fred.—Le sonreí.
—¿Señorita Julieta Black?. —Dijo una voz conocida desde la puerta del vagón, me di vuelta y era el profesor Ojo loco, obviamente el real.

—Si... soy yo.
—Bien... vendrás conmigo, baja tus cosas y date prisa antes de que los Malfoy se den cuenta.
—¿Pero a donde vamos?.
—Sin preguntas date prisa.—Dijo saliendo del tren.

Miré a todas y también a Fred, mi cara era de preocupación y también la de todos, ¿qué haría yo con un ex cazador de magos tenebrosos?, ¿habré hecho algo?.

—Vamos Juls... ya vete, yo no dire nada. —Me dijo Gera tomándome de los hombros y luego abrazándome.
—Cuídense mucho, las quiero.
—Adiós Juls. —Me dijeron todas y Fred me ayudo con mis cosas.

Al salir del tren Fred dejó mis cosas a un lado de Ojo loco y me dio un abrazo y un beso.

—Démonos prisa, no hay tiempo que perder.—Dijo Ojo loco con un tono de molestia.
—Toma, escríbeme si puedes.—Me dio una nota y subió de nuevo al tren, guarde la nota en mi bolsillo y me acerqué a Ojo loco.

Me miró y unos segundos después apareció un elfo doméstico en la estación parecía que estaba molesto.

—¡Date prisa Kreacher!.
—¿A donde vamos?.
—Dije-sin-preguntas...—El elfo volvió y nos tomó de las manos desaparecimos de la estación y llegamos a una casa, exactamente a un comedor.

—Sígueme, tus cosas ya están en tu habitación.—Me decía Ojo loco mientras caminaba brutamente.

Subimos unas escaleras, la casa me hacía sentir familiar, se veía pequeña pero no lo era, estaba un poco sucia y descuidada, parecía que nadie había estado ahí en años.

—Tú padre me ha dicho iría a dar un paseo por Londres.
—¿Mi padre?, habla de...
—Sirius, ¿quien más?.—Dijo deteniéndose en una puerta, tenía mi nombre en una placa manchada.—Esta es tu habitación.

Entre y mis cosas estaban sobre la cama, era un cuarto muy lindo y diferente a toda la casa, parecía como si lo hubieran preparado para mi llegada.

—Te voy a decir algunas reglas, número uno, nadie puede saber en donde estás.
Número dos, no puedes subir a los demás cuartos. Número tres, Dobby está con nosotros pero no nos sirve a nadie, solo Kreacher y al le puedes pedir cosas.
—¿Es todo?.
—Todo, tu padre no tarda.—Dijo finalmente cerrando la puerta.

Que reglas tan raras, estaba preocupada por algo, pero me daba escalofríos pensarlo y me daba miedo decirlo en voz alta.

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