Jolyne es obligada a ser trofeo de una maquiavélica competencia, donde matrimoniarse con ella y obtener una herencia millonaria son los premios mayores.
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Jojo's fanfic
Los personajes son del poderosísimo Hirohiko Araki, yo nomás soy dueña de...
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La lluvia era partícipe en aquella escena donde la oscuridad estaba casi a punto de caer para su desdicha en uno de los sitios más peligrosos y desconocidos en los que se podía encontrar; ¿qué estaba haciendo? Cualquier acción en falso la iba a poner en un peligro inminente a pesar de que ya era riesgoso lo que había hecho, pero... ¿Continuar exponiéndose? Era una completa locura. Algo que aquella apolínea fémina continuaba interrogándose en base a sus precipitadas decisiones:
¿Valía la pena lo que hacía? ¿Su libertad en serio ameritaba a tanto?
Después de ese extenso recorrido con inicio desde sus aposentos hasta ese callejón pútrido y desagradable, ella se mantenía escondiéndose entre un muro sórdido, reflexionando con seriedad todas aquellas interrogantes y lo que iba a conllevar su rebelde causa. Ya que nada, absolutamente nada, necesitaría su padre para que de nueva cuenta, al menos en este mundo, la pudieran localizar. No había sitio al cual él no la hubiera encontrado, teniendo demasiados intentos fallidos a causa de las influencias de aquel magnate que se hacía llamar "su progenitor" sin al menos representar una parte de lo que esa palabra significaba.
—¡SEÑORITA JOLYNE! —Con afinidad concebía oír los gritos exhaustivos de su más que conocido mayordomo, quién por su parte deseaba encontrarla antes de que su padre lograra enterarse de su hábil escapada.
El problema causado por esa joven era muy grave, el cual tenía alarmado a aquel hombre empleado de su lujosa familia. Estaba incluso demás explicar la respuesta enfurecida que pondría el multimillonario al descubrir que su joven primogénita había escapado de nuevo de lo que él creía; "su mansión segura", Jolyne era plenamente consciente. El revuelo que aquel varón haría al ser notificado de que su hija, su querida hija, la cual era una de sus mayores inversiones ante su retiro, había tratado de fugarse una vez más, desencadenaría una creciente frustración en su padre la cual desquitaría con los empleados de su casa y todo por su culpa. ¿Era realmente justo?
—¡SEÑORITA JOLYNE, NO SE ESCONDA! —Exclamaba el hombre con desesperación al vacío—. ¡POR FAVOR! ¡RECAPACITE! —Desgañitaba con esfuerzo—. SE QUE ME ESCUCHA, Y JURO QUE NO LE MENCIONARÉ NADA AL JEFE SOBRE SU AUSENCIA —trató de redimir sobre la joven con notoria preocupación viéndose comprensivo. Algo que Jolyne sabía y estaba consciente, ya que el tipo en sí no era un mal hombre. Simplemente fungía como un peón más de su padre, pero con nobles sentimientos.
—LE DARÉ UNA HORA PARA QUE REFLEXIONE LO QUE HACE... YO ENTIENDO QUE NO ES FÁCIL POR LO QUE PASA, ASÍ QUE LE DARÉ TIEMPO PARA PENSAR... Y HASTA ENTONCES... SU PADRE NO SABRÁ NADA. —Terminó su exhaustivo voceo para retirarse a pasos pequeños y discretos, ejemplificando sus palabras como un plazo a cumplir por parte de la rubia.
Tiempo límite
Jolyne apenas podía tratar de comprender lo que aquel cano sirviente le propuso para calmar la estabilidad mental que necesitaría para la competencia lógico-sangrienta que se avecinaba. Y era en cierto punto: "Algo deferente", no cualquiera le da su espacio a una mujer que a intentado más de quince veces huir de su vivienda siendo frustrada en cada ocasión. Estaba comportándose poco profesional en sus labores, pero comprensivo con la postura tan amarga que se le venía a la moza.
