Dos

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La mente de la Azabache estaba trabajando a su máxima capacidad

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La mente de la Azabache estaba trabajando a su máxima capacidad. Luces, era lo que veía. Recostada en su campo de flores miraba al cielo, dicho cielo estaba despejado salvó por un par de nubes bastante extrañas.

Se sentó en el matorral, suspiro y tocó su cabeza, observo como aquellas nubes caían a la tierra y toda esta comenzaba a marchitarse. Cerro los ojos buscando irse del lugar, al abrirlos un río de sangre corría por la tierra, el cielo estaba sumergido en tinieblas.

Se levantó y trato de correr, poco hizo ya que unas cadenas doradas la tenian atada en las muñecas y tobillos- ¿Eh?- Grito al ver que estaba apresada. Trato de liberarse y de poco sirvió, dichas cadenas la arrastraron con fuerza a una gran oscuridad.

Abrió los ojos de nuevo y ahora todo estaba en calma, o al menos eso pensaba ella. Escuchaba sollozos a lo lejos, giró su cabeza y vio a lo lejos un hombre. Se acerco un poco m bastante despacio, observo que estaba con alguien más. Sin embargo no lograba verle

Oye...- Hablo suave. Antes de intentar tocarlo una luz comenzó a irradearla, tan fuerte que la cegó totalmente

 Antes de intentar tocarlo una luz comenzó a irradearla, tan fuerte que la cegó totalmente

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Se despertó de golpe, miro a su alrededor totalmente asustada. Se aferró a las sábanas y solo suspiró del cansancio que sentía. Se tocó la cabeza por un leve dolor, se levantó de la cama y camino descalza hacia una ventana la cual abrió pesadamente

El aire era fresco y la brisa agradable. Observo el paisaje y vio que había mucha pero mucha hierba, árboles y demás. Supuso que estaba en una colina y esto la comenzó a incomodar

Camino otro poco y encontro un espejo, tenía una túnica blanca bastante pegado a su cuerpo. Busco en los bolsillos aquella cruz de madera que somos cargar con ella. No encontró nada

¿Dónde estoy?- Pregunto. De inmediato los recuerdos de la noche anterior llegaron a su cabeza, la presión en su pecho se hizo presente. Le faltaba el aire y quería vomitar

Recordó el como Satanas había quemado el convento en el que nació y se crío. Las lágrimas por ello tentaron a sus ojos, el recordar cómo sus hermanos se quemaron hasta la muerte le provocó náuseas. En silencio comenzó a rezar, esperando que está pesadilla acabará. No sabía dónde estaba pero creía fielmente en que su Señor la ayudaría

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