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— De acuerdo ha los diagnósticos que hemos realizado la joven Scarlett presenta el síndrome de Cotard; a los estudios previamente realizados descartamos cualquier tumor cerebral o demencia, pero —el doctor dejó salir un poco del aire retenido en un intento de relajarse—. puede que esté  la posibilidad de que la causa sea por psicosis postraumática.

— ¿Síndrome de Cotard? —pregunta con gran confusión frunciendo un poco el entrecejo—. ¿A que se supone que se refiere Doctor. Lee?

— Miré soy psiquiatra he visto múltiples de síndromes a lo largo de mi doctorado: ya sea como depresión, licantropía clínica, Paramnesia Reduplicativa, entre otros casos Sra. Fischer —el doctor cruza sus dedos recostando sus codos sobre la mesa de vidrio tomando una postura y mirada más seria—. Pero el que presenta su hija puede llegar al grado de ser mortal. Claramente tiene cura con el paso del tiempo puede irse disminuyendo. En el caso de la joven Scarlett como se lo mencioné anteriormente descartamos toda posibilidad de algún tumor en el cerebro pero tiene la posibilidad de que sea psicosis postraumática.

La Sra. Fischer endereza su espalda—. Entonces mi hija deberá venir cada cierto tiempo a tomar terapias o base ha medicamentos —El Doctor asiente levemente mientras se levanta  de su asiento.

— Antes de recetarle algún medicamento o las terapias, tendremos a su hija mediante observación diaria para poder saber más acerca de los "síntomas" que presentará tomando de ellas la gravedad o minoría total de peligro.

— Sra. Fischer se le hará saber cómo tendremos en observación a su hija en él transcurso de esta semana; debemos actuar lo más pronto posible para que así la probabilidad de peligro sea menor.

—Gracias Dr. Lee —Inclina levemente su cabeza en señal de agradecimiento para así salir del consultorio.

(...)

El doctor se sienta en su escritorio tomando una posición relajada—. Ya sal de ahí HeeSeung ¿Cuántas veces tengo que decirte y repetirte que no escuches ni entres a mi consultorio cuando estoy hablando sobre mis pacientes?

Salgo de mi escondite con una sonrisa apenada—. Me descubriste... de nuevo —Sonrío levantando la mirada para ver a mi padre que ahora resulta un poco intimidante.

—¿Debo  volver a repetírtelo cada día HeeSeung? —Mira seriamente a mi persona—. Te he dicho que no puedes escuchar ni mucho menos aún ayudarme en el consultorio, te lo repito nuevamente antes de que me digas tus argumentos.

—Papá tengo 19 años: Estoy en la universidad estudiando psiquiatría la rama de la medicina encargada de las causas, diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades metales. —lo miro a los ojos con la esperanza que me deje ayudarlo—. Soy el mejor de mi universidad por favor tengo lo necesario para saber que pasa.

—Hijo no tienes aún lo esencial ni para ayudarme con lo básico: llevas un 1 año con 6 meses estudiando psiquiatría ¿Y esperas que te deje ayudarme? —Responde mi Padre duramente.
—¿Sabes cuanto tiempo toma convertirse en psiquiatra? Puede llevar al menos 6 años convertirse en psiquiatra: 4 años como estudiante universitario más 2 años en la facultad de medicina no puedes ayudarme y es mi ultima palabra —Dicho eso escucho como la puerta de su consultorio es cerrada dejándome totalmente solo en aquel cuarto color blanco.

(...)

—¿Dónde está?—Estar 45 minutos en el consultorio de mi padre me a llevado a hacer algo realmente estúpido, estar buscando entre sus archivos el documento de la paciente que presenta síndrome de Cotard—. Aquí hay seis pacientes con apellido Fischer, no tengo tiempo para rebuscar entre todo esto —Dicho eso tomo las seis carpetas adentrándolas en mi mochila para así poder salir del consultorio con dirección a casa.
De acuerdo esto que hice está muy mal desobedecer a mi padre y robarme los archivos de sus pacientes, pero quiero ayudar y por primera vez poder tener un caso de cerca como lo es el Síndrome de Cotard.

De acuerdo esto que hice está muy mal desobedecer a mi padre y robarme los archivos de sus pacientes, pero quiero ayudar y por primera vez poder tener un caso de cerca como lo es el Síndrome de Cotard

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—Mamá, iré a ver a papá vuelvo antes de la cena —Luego de escuchar el grito de asentimiento de mi madre salgo de casa para visitar a mi padre.

Siento un brazo rodearme por lo hombros, no es más que mi mejor amigo — Hey Scar, ¿Irás a visitar a tu padre?—Asiento con una gran sonrisa de por medio—.Te acompañaré me encanta visitar a tu padre me trae demasiada paz estar con él y contigo—Las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba mostrando una gran sonrisa.

—Claro Sunoo, te trae demasiada paz que la última vez que lo visitamos juntos saliste corriendo por un fantasma—Hago comillas en la última palabra riendo fuertemente ocasionando que mi acompañante camine más rápido con algo de molestia haciéndole ver realmente tierno.

—¡No te rías! Sabes que no es para nada chistoso Scarlett. ¡Además se te ocurrió ir de noche! —Frunce su ceño bajando un poco la velocidad de su paso—.Llegamos solo tenemos que abrir la reja.

No tenía en cuenta que llegamos más rápido de lo previsto. Sonrío con algo de melancolía al ver aquel lugar adentrándome junto con Sunoo para ver a mi padre—. Vaya, ¿Cuándo fue que le cambiaron las flores a tu padre Scarlett? —Dice quitando algunas flores marchitas.

—Desde la última vez que vinimos Mamá y yo tiene algunas semanas de no haber vuelto al cementerio a visitarlo. Mamá me estuvo llevando al psiquiatra para unos estudios no tuve tiempo de venir.—Digo mirando la foto de mi padre sonriendo, sintiendo como comienzan a picarme los ojos.

—Lo se Scarlett, sé que lo extrañas —Menciona como si no necesitara decirlo mientras me abraza—. Siempre tuve la curiosidad de saber cómo tu padre falleció tan de repente —Menciona con algo de tristeza para dar fin a nuestro abrazo.

—No lo se Sunoo... No lo veía diariamente mamá no me dejaba verlo más que los fines de semana. Mi padre se la pasaba en su habitación diariamente veía a un médico entrar y salir ha través de esa puerta—Menciono mientras seco algunas lágrimas que derramé—. Solo sé que me hace mucha falta.

—Me quedaré contigo todo lo que pueda mamá me pidió que le ayudará con la cena.—Me sonríe dulcemente mientras se sienta en el suelo.

—Gracias Sunoo... —Las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba mostrando mi sonrisa.

—Lo siento posiblemente me golpearas pero tu sonrisa parece la de un pequeño conejito —Lo golpeó suavemente en el hombro mientras reímos fuertemente entrando en un ambiente de paz y tranquilidad.

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=Leah

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