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Alice, luego de una larga y aburrida adolescencia en Ohio, decidió dejar de lado las porras y el canto, para tomar las riendas de su futuro y convertirse en una excepcional detective en el Precinto noventa y nueve.
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PRECINTO 99 8:03 A.M
—OH, CAPITÁN, ESTÁ en mi escritorio. –habló Peralta al llegar, notando que el hombre alto se encontraba a un lado de su escritorio con un semblante serio– Justo lo que quiero ver a primera hora.
—Llega tres minutos tarde, Peralta. –el hombre colocó sus manos en su cintura, mirando como el chico dejaba su bolso en su silla.
—No fue culpa mía, tuve un problema de plomería. Y eso me recuerda que voy a necesitar que el departamento me dé otro teléfono. –sonríe levemente el castaño, pero al ver que su superior no parecía divertirse, bufó– Vamos, ¿Llego unos minutos tarde y me va a regañar frente a todos?
—Buena idea. ¡Oigan todos! Vengan, así regaño a Peralta delante de ustedes. –el capitán alzó la voz, haciendo que algunos se pusieran en ronda dejando a ellos dos en el centro.
Alice se encontraba a un lado de Amy y Rosa, las cuales sonreían levemente por lo que iba a ocurrir.
—Bien, de acuerdo, llegué tres minutos tarde. Perdón por hacer una cosa mal. –se quejó Jake, al ver como todos sus compañeros estaban presenciando su sermón.
—Es más de una cosa. Empecemos con el asesinato de Kristov. –el capitán tomó varias carpetas y comenzó a hablar.
—Lo resolví muy bien, hice que confesara en veinte minutos. –dijo el castaño, cruzándose de brazos.
—También etiquetó mal el testimonio. Entonces, esa confesión no valdría nada si el sargento no hubiera descubierto su error. –señaló al hombre alto quien estaba rascando su cien y desviando la vista ante la atenta mirada de Jake– Aquí tengo tres casos con papel desprolijo. Aquí tengo dos fotografías, una es de su casillero y la otra es de un basurero en Filipinas. ¿Podría decirme cuál es cuál? –el rostro de Jake se mantuvo pensativo por unos segundos
—¿Ese es el basurero? –murmuró el castaño, señalando la imagen más pequeña.
—¡Ambas son su casillero! –el capitán dejó las imágenes escuchando los halagos del detective– La etiqueta de esta carpeta dice: "Pantys sucias".
—Así no las confundo con "Pantys limpias". Además, ¿a quién le importan estas normas? Hice más arrestos por delitos graves que cualquier otro detective.
—También tiene más ratones viviendo en su escritorio que cualquier otro detective. –dijo el capitán Holt, abriendo un cajón y dejando ver a los roedores caminar por todo el interior de este.
—¡Algernon! –habló emocionado Jake, mientras todos miraban horrorizados aquella escena– ¡Chicos, Algernon volvió!
