Shin

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 - Damas, caballeros… me gustaría saber qué ha pasado en cada departamento – Me siento en mi silla en la cabecera de la mesa y comienzo a cruzar las piernas. Inmediatamente el juguete empieza a vibrar, bajo la pierna y junto las rodillas. Debo enfocarme en la reunión. Saber qué carajos pasa en cada departamento, estar al tanto de mi empresa – Comencemos con el de Recursos Humanos. Etsuko Nishio-san…

 - Sí – dice una mujer mayor que yo,  de unos 45 años, de cuerpo cuadrado y baja. Se levanta y aclara su garganta – El Departamento ha empleado a…

Dejo de centrar la atención en Nishio-san y observo a Yuutaka escribiendo en un portátil apresuradamente. Me gusta mucho cómo se le ve la falda color menta y la blusa blanca con las pantis negras. Tengo el control remoto de su vibrador en mi regazo. Podría hacerlo. Sólo es el movimiento de un dedo presionando el botón. Ni siquiera apretarlo continuamente. Presiono el botón por dos segundos y veo la reacción.

Mi dulce Yuu jadea y se sonroja. Desvío la mirada de mi dulce Yuu y presto atención a la reunión.

  - … y debido al postnatal y/o prenatal de tres mujeres de la zona administrativa, se está buscando reemplazo temporal. Eso es todo.

  - Bien. Cuando lleguen los currículos quiero que me los haga llegar antes de contratar. Puede sentarse, Nishio-san.

  - Entendido – dice mientras agacha la cabeza y se vuelve a sentar.

 Fijo la mirada en los demás jefes. Uno de ellos está bostezando. Es joven, debe ser dos o tres años más que yo, con el cabello y los ojos negros, ancho de hombros y un rostro armonioso. Frunzo el ceño.

  - Jefe del Departamento de finanzas, Shin Takahashi. De pie. Su informe.

El joven se levanta de un salto. Apago el vibrador de Yuu, que parece que ya empezaba a gemir.

 - ¡Sí! – dice mientras rebusca entre los papeles de su carpeta. Masculla algo entre dientes y luego me sonríe. Lo empiezo a ver aún peor.

  - Comience, Takahashi.

 - ¡Sí!…esto… Se ha comprado la Editorial GOLDEN por un precio de 7 millones de dólares, se han hecho contribuciones a las siguientes instituciones: Organización contra el cáncer en los niños, Green Peace Japón…

 - Ya lo sé, los gestioné yo misma… dígame algo que no sepa… - digo mientras lo apunto con un dedo acusador.

 - Pues… no lo sé… - dice mientras me mira atónito.

 - Después de la reunión quiero que deje un informe con mi secretaria y pasas a mi oficina. Ahora siéntese, Takahashi.

 - Sí – dice mientras agacha la cabeza y se sienta. Sé que está apretando los puños y la mandíbula, por el temblor en sus brazos y el latido en su rostro. No me importa. No planeo dejar que mis subordinados pasen por encima de mí. 

***

  - Siéntate, Takahashi – digo mientras me siento frente a mi  escritorio. Él obedece y se sienta frente a mí. Llamo por citófono a la asistente de Yuu y le pido té blanco. Shin ni siquiera me está mirando, si no que vaga la vista por toda la oficina, desde los ventanales que son la pared detrás de mí, los cuadros de paisajes japoneses en una de inmaculadas paredes blancas, las lámparas de papeles con peces pintados y varios muebles de estilo tradicional – Dime, Shin, ¿Tú sabes por qué te dije que vinieras?

 - ¿Por mi desempeño? – dice tímidamente. Es extrañamente desagradable. Puedo adivinar la verdadera actitud de las personas al ver sus gestos y sus ojos.

 - Exacto – Veo cómo la puerta se abre y Yuutaka entra con la bandeja con dos tazas de vidrio y la tetera con té y su bamboleo sensual de caderas. Veo cómo Shin babea por MI Yuu, y me voy enojando más. Sé que ha coqueteado con todas las mujeres hermosas de mi empresa, pero prefiero pensar que esos son rumores – Shin, preferiría que mostraras más atención en mí que en mi secretaria.

El canto del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora