Pasé la puerta como si al otro lado estuvieran esperándome, lo cierto es que de alguna manera era verdad. El director del instituto estaba al fondo del auditorio esperando que los estudiantes acabáramos de acomodarnos, no sin antes terminar de buscar un puesto libre, rompió el murmullo de la multitud el pitido del micrófono que hizo a más de uno ponerse incomodo.
— Somos la nueva generación, somos el último grado dispuesto a triunfar en esta vida. Vivimos por construir un mejor futuro. En el instituto GRS buscamos la equidad, el respeto y la responsabilidad de cada uno de los estudiantes para con nuestro futuro. Somos una institución formadora que ha sido muy privilegiada a lo largo de 3 décadas...
— ¡Enzo! - Se escuchaba un murmullo entre la multitud, llamando de forma leve y sin eco para evitar alguna distracción. Decidí ignorarle completamente mientras intentaba buscar un asiento al fondo del auditorio, como era de esperarse se llenó con los nuevos de último año, por lo cual rematando a mi llegada , me apresuré a sentarme en las gradas para evitar alguna interrupción. Una decisión rápida y definitiva. Eran muy cómodas, un lugar cerca del suelo alfombrado y en completa soledad tal cual a mi gusto.
La voz no se cansaba y aunque evitaba ponerle atención fue inevitable ya que justo al frente de mi rango visual se divisaba como Manuel iba llegando a por mí. Su expresión era rápida y como si llamara, la cual me sacó de onda, pues no pensé que fuera él quién me estuviera llamando.
— ¡Enzo! Ven conmigo te guardé un puesto.
— ¿A mí? - susurré al aire.
— Si Enzo, a ti ¿Vienes?
Me precipité a tomar su mano la cual estaba extendía hacía al suelo, donde precisamente yo me encontraba. Me ayudó a pararme y con cautela bajamos de apoco las gradas del auditorio para así llegar al sitio donde él estaba. Como era de esperarse ahí se encontraba la novia y todo su grupo de amigos, cuando él se acercaba junto a mí, no evitaron siquiera disimular un poco y soltaron esas miradas de asco y repudio mientras yo me sentaba al lado de Manuel. — No les pongas cuidado musitó. Al momento en el que todo precisaba a suceder, me percaté que la línea completa de puestos de enfrente a nosotros, estaban todos los "populares" del instituto. Eran aquellos atléticos, con porte y buenos peinados. Por supuesto, también estaban las amigas de Liz y gran parte de egresados de la institución.
Mi mano se dirigió completamente a mi estomago, sentía un gran nudo como si delante de mis pies estuviera un abismo. Apreté con fuerza mi mochila y sentí como si mi asiento poco a poco se estuviera hundiendo. Mi mirada era nerviosa y mi rostro sudaba, para donde volteara a observar las paredes se tornaban oscuras. Mis manos empezaron a saturarse y mi cuerpo se sintió un poco fuera de contexto. Los colores del medio se profundizaron en el eco del micrófono y un sonido blanco engullía mi mente. Cada espacio a donde mirara era gris y sin forma. Todo había perdido su color, como si todo hubiera desaparecido y estuviera completamente desnudo enfrente a todo el grupo. Sentí cada gota de sudor escurrirse por mi mejilla y frente precipitándose al abismo de mi cuerpo. Se rasgó el telón de aquel bochornoso espectáculo...
— ¿Enzo, te pasa algo? - Expresó con cierta preocupación Manuel mientras su mirada era directa y enfocada a mi rostro.
— ¿ H..mm? - Solté una bocanada de aire mientras observaba al resto de personas con cierta expresión de asco y disgusto...
—Pareces como si fueras a vomitar chico. ¿Te sientes bien?
— Creo que solo fue un bajón o algo así, no te preocupes... - Me apresuré a apoyar mi espalda a la silla para así evitar llamar un poco la atención y calmar con un poco de presión en mi espalda y pecho mi ataque de ansiedad, tal cual mi madre me había enseñado desde niño.
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En Cercanía
Teen Fiction"No hay peor ciego que aquel que no quiere ver" - La vida corre de forma efímera, somos seres transitorios y no estáticos. Dejar pasar la vida sin ver sus colores es como un amanecer sin luz, o un cielo sin luna, no hay sentido. Así pasa en la vid...