Prólogo

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Éste es un capítulo para dar un antecedente a la historia, saber donde y en que contexto se sitúa. Disfrútenlo. La historia realmente comienza en el capítulo 2.

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Mientras el enorme barco zarpaba por el Mar de Sangre, cadáveres de soldados caían en sus aguas rojas. Tarkatanos, Shokan y Osh–Tekks combatían y se mataban entre ellos.

El gran conquistador Shao Kahn luchaba contra el campeón de la Tierra Liu Kang. No fue una pelea fácil en lo absoluto, su enorme martillo y fuerza bruta hicieron que el combate no fuera más que sanguinario. Pero el campeón no se quedó atrás, había vencido a Goro y Shang Tsung anteriormente, tenía el fuego de Onaga y una gran cólera en su interior. Le causaba una gran indignación que una madre prefiriera a su amante que a su propia hija solo por poder y riquezas. Y que ella todavía le mintiera diciendo que amaba a su padre, siendo ella su propia asesina.

Dicha ira fue suficiente para darle la fuerza que tanto necesitaba para derrotarlo. Con su salud casi completamente debilitada, fue capaz de vencer al gran conquistador del Mundo Exterior.


– Tu locura será tu propio fin, Shao Kahn. –dijo Liu Kang victorioso.


Entonces levantó su cabeza y buscó a sus aliados con la mirada. Estaba preocupado ya que no había visto a su amigo Kung Lao durante la batalla. Movió su cabeza en varias direcciones hasta que finalmente lo vio. Se encontraba sentado en una esquina del barco, empapado en sangre, con el rostro cabizbajo, apenas pudiendo moverse. Jade y Kotal estaban de lado al lado, tratando de que se recuperara.


– ¡Kung Lao! –exclamó y se acercó corriendo hacía los tres. Aun con la gran guerra que se estaba llevando a cabo a su alrededor, ver a su mejor amigo cubierto de sangre y sin moverse le hizo reaccionar. Cuando se acercó, vio que, además de estar cubierto de líquido rojo, tenía bastantes heridas. Estaba tosiendo desesperadamente, sacando sangre de su boca.

– Se encuentra bien Liu Kang, lo encontramos en el mar –le dijo Kotal dándole palmadas en la espalda del guerrero para que sacara todo el líquido que había tragado. Mientras que Jade lo sostenía de sus hombros para mantener su torso estable.

– ... Shao Kahn... –esbozó Kung Lao tosiendo nuevamente– ... me arrojó...


Había sido arrojado al Mar de Sangre por Shao Kahn, estuvo a nada de ahogarse. En eso, el campeón sintió aún más furia y apretó fuertemente sus puños. Eso fue la cúspide de su maldad, el hecho de haberle hecho daño a sus seres más queridos encendió aún más su fuego interno.

Por otro lado, Kitana se encontraba luchando Sindel. Fue una batalla bastante dolorosa, tanto física como emocionalmente. La princesa no podría creer que todo lo que había vivido fue una mentira. No solo fue engañada ante el hecho de que Shao Kahn era su padre, su propia madre le mintió descaradamente sobre su amor. Creyó que ella y su madre eran víctimas, hasta que descubrió que la única víctima había sido ella. No obstante, dicha ola de sentimientos fueron el impulso para que la princesa venciera a su contrincante.

Liu Kang volteó su cabeza en busca de Shao Kahn para cobrarle lo que le había hecho. Pero entonces se encontró con otra situación. Al acercarse ante el cuerpo noqueado del conquistador, vio que Kitana había derrotado a su madre. Ésta se encontraba tendida en el suelo del barco al igual que su amante. Para ese momento los demás guerreros, Tarkatanos, Osh–Tekks y Shokan, pararon de luchar al ver a sus antiguos líderes derrotados. En eso, un silencio y tensión invadió la escena.

Las heridas sanan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora