3.- La primera mariposa

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-Sebastian? Esta bien, te mando aqui ese comandante para sacarme la verdad no es asi? lleva mas de dos años tratando de obligarme a hablar asi que lo se-
No lo niego, mi superior es demasiado insistente, no se rinde tan facilmente asi que busca las soluciones más correctas y precisas pero creo que esa vez no salió como esperabamos.
-Si, asi es señor-
-Baaah que remedio, de todas formas no me queda mucho tiempo, asi que esta bien-
Lo mire algo extrañado, acepto sin que se lo pidiera, tal parecia que algo sucedió con su pensamiento y estuviera aceptando la cruda realidad.
-Verás, yo no podré decirte con exactitud el numero de niñas que disfrute, pero si te diré quienes fueron las mejores-
Sentí una rabia inmensa, lo dijo como si no hubiese pasado nada grave, frunci el ceño y apreté las manos en el sofá.
-Todas y cada una estan olvidadas en mi casa, cerca de un pueblo en el Estado de México, pero mis mariposas favoritas, esas, las coloque cada una en un lugar especial-
Estaba tan sorprendido por lo que decia que se me olvido encender la grabadora, luego pasado un corto tiempo, la recorde, la saque y la puse sobre una pequeña mesa que estaba en medio de los dos.
-Señor, podria contarme sobre ellas?-
-Ja, hasta que al fin hablas como una persona normal, ah si me estas grabando, bueno pues si todos los oficiales van a escucharme entonces le dire unas palabras al comandante, hey! le aborresco por ser tan hipocrita, sabe que siempre se lo dije asi que chingue a su madre por favor-
Yo solo lo miraba como a un loco, seriamente me senti como una herramienta ante el, pero era parte de mi trabajo no? El señor suspiro inmensamente y se acomodó en el sofá, llevo su mano al mentón y por fin sonrió.
-Aun recuerdo mi primera presa, esa pequeña era una obsesión mia, me enamore de ella desde que la vi bajarse del autobus frente a mi, su nombre era Camila Fuentes, tenia 15 años-
Ya había comenzado y yo solo sentia odio, me daba vergüenza ver que no tenía ni una pizca de gentileza al hablar de sus victimas.
-La segui durante dos meses y una tarde se me ocurrió la grandiosa idea de llevarla a casa, pero no fue por voluntad, tuve que obligarla, solo la desmaye un poco y la encerré en mi sótano-
No queria interrumpir, pero la sangre me hervia en ese instante, tuve que tragarme toda la saliva acumulada para poder resistir y asi continuo.
-Escuchaba sus gritos cuando desperto pero le vende sus ojos, la amarré y solo le dejé sus labios asi, tenia una muy linda voz, su piel era muy suave y su sufrimiento me parecia muy dulce, despues de tomarla 5 veces recuerdo que solo le acariciaba el rostro y comenzaba a gritar, era tan linda, pero me aburri de ella y la enterré viva en mi jardín-
Senti que me faltaba el aire, apreté mi pecho fuertemente y solo saque un jadeo apretado, tenia miedo de imaginar como sufrió esa niña, me senti tan mal que hasta me dieron ganas de vomitar, mi comandante nos habló por un micrófono desde afuera diciendo que se habia terminado la visita, yo solo apague rapidamente la grabadora me levante y antes de salir el señor se despidió.
-Oye, gracias por la plática, fue un gusto conocerte Sebastian-

El cazador de mariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora