"Donde hubo fuego, cenizas quedan". Esa palabra siempre la tendré presente, pero también déjenme recordarles que las cenizas también desaparecen.
Es doloro ver cómo la persona que prometió estar a tu lado, superar los problemas agarrados de la mano y la que fue capaz de transmitirte seguridad se va.
Lo más doloroso es ver que no podés hacer nada por detener eso, por detener el tiempo y volver atrás, donde todo era perfectamente imperfecto, donde cada palabra se sentía y donde nuestro corazón en el pecho no cabía.
Al final quedas tú y tu soledad, tu y tus ilusiones y lo peor de todo, tu y los recuerdos.
Hacen una mezcla de amargura, tristeza, melancolía y más que puedes ser capaz de sentir un golpe en seco de tus pensamientos y tus ilusiones, puedes ver como el puño son tus buenos momentos y tu cara es un muro lleno de espinas capaces de deshacer el puño hasta convertirlo en cenizas.
El sentirte vacío/a, el sentir que esa persona ya no está y el saber que no puedes hacer nada más por remediar todo lo ocurrido, lo sobrepiensas y te intentas convencer de que al final saldrás de esta como de cualquier otra pero a las siguientes horas sabemos perfectamente que terminaremos llorando los recuerdos.
Terminamos llorandole a la persona que éramos y a la persona en la que nos convirtió.
Ojalá ser tú y no perder la cordura como pronto lo haré yo.
-Flor Domínguez.
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rota ; escritos
Teen Fictionescrituras de una mortal en el juego de la vida. ••• no se aceptan copias ni adaptaciones. todo esto es mío, al caso de ser lo contrario daré sus respectivos créditos.