Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ IV: Aᴅᴏᴘᴄɪᴏɴ

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Nuevamente nos encontramos nos encontramos en el número 4 de Privet Drive, el pequeño niño y su madrina se encontraban actualmente en la sala de la casa, la azabache sentada en uno de los sillones grandes junto a su ahijado, la mujer con un porte elegante bebía un poco de té el cual una tetera levitanda le acababa de servir. El niño estaba fascinado viendo a la tetera mientras que al frente se encontraban los dos adultos tíos del niño con caras de horror, el pequeño hijo de la pareja fue corrido sin explicación de la casa por sus padres.

–Bien don cerdo y doña Jirafa– diría la Black como si nada después de beber un sorbo de su té, los dos mencionados se verían notablemente molestos por aquel insulto pero no dijeron nada –Como ya les mencioné vine por Harry, aunque venía con una muy buena propuesta para ustedes que era un jugoso cheque de un millón de libras por haber cuidado a mi ahijado– al decir eso los dos adultos abrieron los ojos sumamente sorprendidos.

–Señorita, fue un placer cuidar de... de Potter– diría el hombre tratando de sonar  amable. Petunia asenturia con una sonrisa confirmando lo dicho por su esposo –Su oferta nos vendrí...– se vio interrumpido por la mirada severa de la azabache, el hombre cerró su boca en ese preciso instante

–creo que no me escuchó bien marrano– la fría voz asustó nuevamente a los tíos de Harry, el niño todo el tiempo estuvo cayado comiendo una rebanada de pastel de chocolate y bebeido una taza de leche que su madrina había sacado de una bolsa pequeña de su chaleco, no sabía cómo pudo hacer eso pero algo le decía que esa no iba a ser la ultima sorpresa del día

–Como evidencia hace rato, ustedes par de inmundos y detestables escorias muggles– la voz fría y venenosa sería más que suficiente para hacer encoger en su lugar a los dos Dursley –maltrataron a harry, no se cuantas veces lo han hecho y no puedo imaginar cuántas veces lo hubieran hecho– la azabache lentamente se levanto de su lugar y empezó a caminar hacia la chimenea teniendo sus manos tras su espalda, se acercaría a una repisa viendo la foto de la familia, el gordo esposo, la fea y jirafuda esposa y el barril con patas que tienen de hijo

–Nosotros no lo maltratamos, solo fue un pequeño regaño por quemar el desayuno– dijo a la defensiva la mujer para ser intimidada ante la mirada de reojo que le dio la azabache.

–En que mente cave que un niño de 6 años tenga que hacerle el desayuno a unos inútiles como ustedes– la black se dio la vuelta y camino ante los dursley quedando a un metro de estos –agradezcan que no los he maldecido a ambos. Si les soy sincera me gusta usar 2 maldiciones; la rompe Huesos y la cortante. Con el suficiente poder podría matarlos de agonía por el dolor o el desangrado de alguna arteria o vena importante– sus palabras iban a acompañadas de un pequeño juego de varita puesto que la mujer la había sacado detrás de su oreja ya que estaba transfigurado en un pequeño prendedor de metal, esa era la utilidad de su empuñadura. Los dos adultos sentados estarían temblando de miedo y el niño al otro lado no escucharía nada puesto que un hechizo silenciador habia sido lanzado antes de que la mujer se acercara a sus tíos

–Ahora, si no quieren que empiece a romper hueso por hueso y cortar cada centímetro de su piel. Van a firmar estos papeles donde esta la X– dijo agitando su varita haciendo que dos trozos de pergamino se aparecieran frente a los Dursley junto dos plumas, los papeles callaron en las piernas de los tíos del niño que vivió quienes se miraron el uno al otro y sin importar que era el papel lo firmaron donde estaba marcado.

–¡ya esta ahora vete de nuestra casa!– dijo el hombre tratando de sonar intimidante pero una mirada bastó para que guardara silencio –Descuida gordinflón, eso es lo que haré. Me llevaré a harry conmigo y pueden estar tranquilos, no volverán a saber de nosotros nunca mas– dijo la Azabache

La mujer le dedicó una sonrisa de lado para agitar de nuevo sus varitas y hacer que las plumas y los pergaminos desaparecieran, deshizo el hechizo silenciador y se giró para ver a su ahijado – Harry ¿tienes algo de valor que desees llevarte? No lleves ropa, te compraré bastante cuando terminemos– dijo la mujer, el niño se levanto de su haciendo con algo pensativo para después negar –No tengo nada de valor, todo lo que tengo es ropa vieja de Dudley– dijo el niño con inocencia, la mujer volteó a ver a los Dursley con una sonrisa que ellos no supieron describir –bien Harry, porfavor espera me afuera. Estaré contigo en un momento, tengo que decirle una última cosa a tus tíos– el niño asintió y salió feliz de la casa, los dos mayores se miraron el uno al otro tragando fuerte ante la agitación de la varita de la bruja – pensándolo mejor. Un par de huesos rotos no haría daño a nadie–

Lᴇɪᴅʏ Bʟᴀᴄᴋ, Lᴀ Rᴇɪɴᴀ Dᴇ Sʟʏᴛʜᴇʀɪɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora