4. ¿Dónde?

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En medio de su mar de pensamientos, sonó el teléfono de Luis. Buscó su teléfono por todo su cuerpo hasta encontrarlo en el bolsillo izquierdo de su pantalón y contestó:

—¡Hola Pablo! Buen día, ¿cómo has estado?— dijo bastante emocionado. Volteó a ver a la chica. Se encontraba recogiendo sus cosas rápidamente. En el otro lado del teléfono, Pablo, el amigo de Luis le platicaba sobre un negocio que le habían ofrecido. —Espérame, por favor,— dijo al teléfono —dame un minuto. Pablo alegaba con Luis sobre la importancia de este negocio que podría ser crucial para la empresa. Luis sacó un papel y comenzó a anotar cosas sin seguir un orden alguno. A él le urgía colgar ya para ver a esa joven.

Al terminar su llamada, ansiosamente sube la mirada a la mesa de la chica anónima. No había alguna chica ahí. Se había ido. Desconcertado, Luis se levanta de su asiento y camina desesperado por la cafetería, esquivando mesas y a gente. Se asoma por la gran vitrina que da a la calle ocupada de las calles de Nueva York. Nada. Ni una señal de la muchacha que tanto añoraba conocer. Decepcionado, vuelve a su asiento. A su vida cotidiana y su rutina tan aburrida de siempre. Luis no podía creer el hecho que siempre había dejado que su trabajo lo absorbiera de tal manera.

Comenzó a reflexionar mientras juntaba y guardaba sus cosas para irse a una junta: «Es increíble que no le haya ido a hablar a esta chica. ¿Cuántas veces me toparé con alguien que me haga sentir de esta manera con el simple hecho de entrar a un lugar? Debí hablarle, que tonto soy.»

Una vez que guardó sus cosas, se levanta y sale del lugar.

Camina lentamente, desanimado. Baja las escaleras que llevan al metro. Paga su entrada, pasa por las barras de seguridad y espera pacientemente junto con cientos de personas. Por fin, llega el metro, gris y enorme con destino al centro de la ciudad. Luis se apresura y entra siendo aplastado por más gente que quiere entrar forzosamente. Él queda en una ventana. Conforme el tren avanza, a Luis le llama la atención una persona fuera del vagón. Es una chica. Una chica con una bufanda color verde limón que lo mira con una sonrisa y un par de ojos color miel. Ojos de oro líquido.

No Es Una Historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora