💌 | Y si para aprender a amar hay que ser lastimado, ellos serán una dolorosamente hermosa lección.
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... 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 sebastian está dispuesto a entregar su amor y
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El timbre del departamento suena por primera vez en la tarde, no solo interrumpiendo por un par de segundos la melodiosa voz de Bob Marley que resonaba por todo el lugar sino también a Sterling, quien dejando sobre la encimera de mármol el cuchillo que sus manos sostenían, llevo sus ojos celestes hasta el reloj de la cocina; siete de la noche era la hora que marcaban las agujas y así supuso que sus invitados estaban empezando a llegar.
Se limpio las manos con uno de los pañitos, dispuesta a ir hasta la puerta para recibir a sus amigos cuando la voz de Amelie, su mejor amiga de la infancia, se adelantó a hacerlo ella.
— Yo voy. —la rubia le pasó por un lado, perdiéndose así por el pasillo de la entrada.
Apretó los labios, limpiando y alisando su atuendo antes de pasar las manos por su castaña melena en un intento de acomodar los posibles cabellos desordenados. Louis la había convencido de organizar una pequeña picada entre amigos cercanos con la excusa de celebrar su, ya muy pasado cumpleaños, aunque al final ambos sabían que era solo eso; una excusa para reunirse a beber un poco de vino y pasar un buen rato.
Escuchó risas masculinas y una vez más se dio una rápida acomodada, rodando levemente sus ojos sin poder evitarlo cuando Willard y Louis fueron quienes salieron del corredor.
— Buenas, — alargando la ultima vocal de la palabra, el último saludó mientras se acercaba a su amiga con una sonrisa, aunque antes de rodearla con sus brazos le dio una mirada cansada—, Yo también me alegro de verte, descarada.
— Idiota. — Sterling soltó una risa, pegándole en el hombro antes de ser ella quien lo abrazaba.
— Es que como no somos el príncipe rumano ya no nos recibes con cariño, ¿verdad?
Will y Amelie soltaron una carcajada, a diferencia de Sterling que se limitó a mirar al rubio como si hubiese dicho la cosa con menos sentido del mundo. Ya se veía venir un comentario como ese de parte de Louis, que se la vivía molestándola por cualquier cosa y con quien siempre tenía divertidas discusiones sobre quien hacia el comentario más pícaro, de hecho, estaba consciente de que se había incluso tardado en fastiadarla con respecto al tema Sebastian.
