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Marzo había pasado volando, como el cumpleaños de James Potter, que había decidido festejarlo en el sótano de las tres escobas con sus más allegados.
Abril se abrió paso con furia, los profesores daban el doble de tareas, trabajos y ensayos, además que debían estudiar para los t.i.m.o de junio.

Usualmente verías a Rosalind con Remus, caminando juntos de la biblioteca a la sala común, en donde decidían terminar sus deberes y aprovechar el tiempo que pasaban solos.

James y Sirius habían vuelto a amistarse luego del cumpleaños número quince del joven Potter y Lily había decidido alejarse algo de los merodeadores, pasando su tiempo ahora con el grupo de amigos Ravenclaw de Shun Chang y Greta.

—¿Sabes cual es la b?—Preguntó la pelirroja al chico de ojos hazel.

—Verdimillious.—Respondió Remus inmediatamente, mientras daba por terminado su trabajo.—Luz verde, revela objetos mágicos y hace daño a oponentes.

—Wow, okay.—Rosalind anotó todo rápidamente.—Eres muy bueno para esto.

—Meh, que puedo decir..—Contesto burlón, se estiró por encima de ella y cerró el libro en su cara.—¿Porque no mejor vamos a los jardines? Y podemos pasar la tarde con Leila y Peter.

La pelirroja le sonrió y tomó una de sus manos por encima de la mesa, confianzuda.—Si me dejas copiar lo que me queda del ensayo, iremos ahora mismo.

Remus se sonrojó, pero aún así sonrió divertido.—Bien jugado.

—Claro que sí, Rem.

Iban saliendo de la biblioteca cuando James y Sirius entraron corriendo y chocaron con ellos. Ambos sudorosos y con sonrisas amplias en sus rostros.

—¿Que hicieron ahora?

—McGonagall viene detrás nuestro, el baño del primer piso está inundado.

Lvoz chillona de la jefa de casa inundó la biblioteca, detrás de ella Filch corría de un lado a otro con las piernas destartaladas.

—¡Nos vemos en la tarde, Rosie!—Gritó James mientras iniciaba su carrera nuevamente, Sirius siguiéndolo por poco.

Rosalind río y enganchó su brazo con él de Remus para seguir su camino, y cuando llegaron a los jardines enseguida notaron a la peculiar pareja que Peter hacía con Leila.

—¡Oi! ¡Aquí!—Peter alzó los brazos y los movió exageradamente, sacándole una carcajada a la rubia que Rosalind pudo oír desde su lugar.—¡Vamos! ¡A esta hora sale el pulpo!

Remus soltó la mano de Rosalind cuando esta salió corriendo en dirección a la pequeña pareja.
Se tomó unos segundos para respirar y admirar la figura de la pelirroja, como su cabello revoltoso ondeaba con el viento y lo delicada que se veía su piel a la luz del sol. Preciosa.
Sonrió sin darse cuenta y se acercó al grupo de amigos.

𝐋 𝐎 𝐕 𝐄 𝐑  « Remus Lupin »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora