Una vez en casa deje mis cosas en mi habitación y fui directo a la cocina por un vaso de agua. Mamá trabajaba y Noah no tardaba en llegar de la escuela y yo tenía que hacer mi tarea antes de que el diablillo tomara mi tiempo. Apenas abrí el cuaderno de Literatura se escuchó un portazo y supe que Noah había llegado, el pequeño tan solo tenía 11años, era de baja estatura y flaquito, había heredado los ojos verdes de papá y el cabello rubio de ambos.
-¿Jaspe?- Grito desde el living.
-Aquí, en la cocina.- Esta tenía una isla relativamente grande en que la que todas las tardes lo ayudaba a hacer su tarea.- Trae tu mochila que haremos los deberes.- Grite cerrando mi cuaderno, comenzando a despejar la mesada.
-Hoy no tengo.- Dijo en el umbral de la puerta con una sonrisa triunfal.- Veré la televisión.- Asentí.
Esto me daría tiempo para hacer mi tarea y preparar la comida de hoy a la noche, ya que mamá llegaría tarde otra vez y me había pedido expresamente que la hiciera.
Finalmente mi día había terminado y podría acostarme y descansar. Ya en la cama las imágenes de aquel chico no tardaron en llegar. En el momento en el que lo vi lo odie, era muy irritante. Me revolví entre las sabanas en un intento de quitármelo de mi cabeza y me dispuse a dormir.
-Jaspe.- La voz de Anastasia perturbaron mi sueño y mi humor se tornó malo.- Tienes que levantarte en este instante o llegaras tarde.- Bufe y sujete aún más fuerte las sabanas.
-Ya voy.- Dije apretando la mandíbula.
-Hoy a la noche saldré nuevamente.- Abrí los ojos de golpe y la fulmine con la mirada.- No me mires de esa forma cariño.- Me levante de la cama y me le plante enfrente.
-No.- Ella entrecerró los ojos y suspiro.
-¿Perdón?- Bufe y la mire indignada.
-¡Dios! No lo soporto más, hasta acá llegue.- Levante mis manos en señal de rendición y ella me miro perpleja.- Tu eres la madre en esta casa, actúa como tal de una maldita vez, joder.- Exclame exasperada.
-No me hables de esa forma, soy tu madre y tienes que respetarme.- No daba crédito de lo que escuchaba, que sínica podía llegar a ser esta mujer.
-No me vengas con eso, no pareciera que eres mi madre.- Hice una pausa y no me contuve mas.- Nunca estas, sales todo el tiempo y tengo que hacerme cargo de esta casa y de tu hijo.- Dije señalándola.- ¡Por dios! Madura de una vez y hazte cargo de tu vida.- Escupí enojada. Levanto su mano como señal de que iba a abofetearme.- Ni se te ocurra ponerme una mano encima.- Dije antes de que lo hiciera.
-No puedes hablarme de esa forma.- Grito y me tomo del brazo con fuerza.
-¿Qué no puedo? En el momento en el que te creíste que volviste a ser joven y descuidaste tu alrededor, ahí perdiste mi respeto.- Me solté de su agarre.- Tengo 17 años y no tengo porque actuar como una adulta.- Negué con la cabeza y solté una risa sin vida.- Ese es tu deber como madre y yo ya no tengo porque hacerme cargo. Ya no más Anastasia, hasta aquí llego yo.- Me di media vuelta y me adentre en el baño dando un portazo y dejando a mi madre con la palabra en la boca. Me mire en el espejo y negué con la cabeza intentando reprimir las lágrimas que se asomaban.
En cuestión de 15 minutos ya estaba en mi Jeep con Noah a mi lado, camino hacia su escuela. La radio sonaba y mi hermano se notaba nervioso por algo que yo no tenía idea.
-¿Qué sucede campeón?- Lo mire con una sonrisa sincera.
-¿Por qué tú y mamá pelean siempre?- Me tense antes su pregunta y me revolví incomoda en mi asiento.
-Pues…-Comencé y este me miro expectante.- Mamá y yo no congeniamos muy bien, tenemos pensamientos diferentes. Pero no te preocupes enano, vamos a resolverlo.- Le sonreí para tranquilizarlo y este me devolvió la sonrisa.
Aparcamos frente a la escuela y vi como las demás madres saludaban a sus hijos felices y sentí lastima por Noah. Mamá nunca lo traía, es más, era muy raro que se apareciera por la escuela, debían ser algo importante para que ella venga.
-Hoy tengo practica de basquetbol, asique ven por mí a las 15:30.- Asentí con la cabeza y le sonreí.- Nos vemos.- Luego de eso se bajó del Jeep y se dispuso a ir hacia la puerta del gran edificio. Suspire cansada, puse primera y me introduje en el carril rumbo a la pequeña cárcel exasperante.
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Estaba en mi clase de Biología cuando la secretaria del director ingreso por el umbral de la puerta. Esta era rubia y alta, su figura bien formada y unos rasgos perfectos. Cada hombre de esta habitación, si así se les puede llamar, babeaba por esta chica.
-Disculpe profesor.- Su voz chillona hablo y yo revolee los ojos.- El nuevo estudiante tenía asignada esta clase pero ha tenido problemas para encontrarla, así que sepa disculparlo.- La rubia sonrió dulcemente y le hizo un ademan al chico que se encontraba afuera, que entrara. En el primer instante en el que cruzo la puerta sus ojos fueron directos a los míos y este sonrió altanero.
-Mierda.- Dije lo suficientemente alto como para que todos los presentes escucharan y se voltearan a verme.
-Señorita Smith.- Regaño horrorizado mi profesor. Mis mejillas se tornaron rosas y sonreí disculpándome, el chico ensancho aún más su sonrisa, entrecerré los ojos y negué con la cabeza.
-Bueno señor…- Mi profesor le hizo señas de que hablara.
-Miller, Derek Miller.- Brathly asintió y se voltio hacia todos los estudiantes.
-Como verán el señor Miller es nuevo aquí, así que eso implica que deberán estar a su disposición para lo que necesite y así tenga una mejor adaptación, ya son casi adultos y no tengo porque decirlo y menos repetirlo.- Mire a mi alrededor y pude ver como las mujeres lanzaban miradas y sonrisas coquetas, y como los hombres estaban total y completamente desinteresados en ayudar al nuevo. Asco, negué con la cabeza y mordí mi labio en forma de resignación.- Señor sitúese atrás de la señorita Smith, que al parecer se conocen.
-Oh si profesor, sí que nos conocemos.- Varias miradas fueron disparadas hacia mí y mi rabia aumento. Maldito. Este camino hacia el taburete y rogué porque no hiciera, ni dijera nada estúpido o ahí sí que no podría contenerme.
-Vamos señor Miller, no tenemos todo el día.- Apuro el profesor. Una vez sentado Brathly dio media vuelta y siguió dando su clase. Me mantuve alerta ante algún movimiento del arrogante.
-Hey peliroja.- Susurro en mi oreja y me mantuve quieta, tironeo de mi cabello y me gire para fulminarlo con la mirada.
-No me llames peliroja, ahora deja de molestar y acosarme así puedo atender a la clase y no recibir ningún castigo por tu culpa, gracias.- Sonreí irónicamente y me di media vuelta, pude escuchar como Derek soltaba una pequeña risita. Definitivamente iba a ser un año muy largo.
Voy a comenzar a subir capitulos todos los miércoles, comenten si les gusto.
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Mi life in L.A
General FictionJaspe Smith era un chica totalmente despreocupada, hacia y decía lo que quería sin importar nada. Hasta que un día apareció Derek Miller, un chico tan parecido a ella y a la vez tan distinto que asusta. ¿Cómo se puede ser tan lindo y a la vez tan od...