Día 3: ⓟⓘⓡⓐⓣⓐⓢ

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El barco se balanceaba de un lado a otro, la corriente en el mar era fuerte, no había rastro de que habría una tormenta, pero las aguas estaban enojadas

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El barco se balanceaba de un lado a otro, la corriente en el mar era fuerte, no había rastro de que habría una tormenta, pero las aguas estaban enojadas.

En todo ese momento una chica de larga cabellera plateada, ya cansada del movimiento y de las absurdas preguntas que esos hombres le cuestionaban.

—Te dije que sólo responderé a tu capitán— bramó nuevamente por cuarta vez consecutiva...

Y lo que dijo tampoco tuvo efecto, igual que las veces anteriores.

Sentía que su cabeza estaría a punto de explotar, se arrepentía de haberse dejado secuestrar, tenía ganas de romper la cuerda que ataba sus manos a su espalda y darle un golpe merecido a cada uno de los tripulantes.

Pero su conciencia le hizo un click al motivo por el cual soportaba eso. Trató de tranquilizarse, lo que estaba haciendo era prácticamente una sorpresa.

Él no sabía que ella estaba ahí, esperando que se dignara en aparecer y darle una sorpresa.

—El capitán no tiene motivo por el cual querría verte. Te podemos matar y a él no le importará.

—¿Me puedes tapar la cara o los ojos con una venda? — preguntó ignorando todo lo que decía, sabía cómo era el capitán, nunca ordenaba matar sin un motivo y si mataban a alguien a él si le importaba.

—¿Y para que querrías eso? — cuestionó el musculoso—. Ah, no deseas ver tu triste final.

—No es eso— clamó—. Lo único que quiero es que mis vistas descansen de ver tu asqueroso rostro.

Si lo hubiera tenido de cara lo habría escupido.

—Maldita perra— tronó sus nudillos dispuesto a darle un merecido sin importarle que fue mujer.

Pero una mano lo detuvo antes de siquiera poder acercarse.

—Anda a ver una venda— ordenó una voz no tan gruesa—. Si ella no ve tu cara le estarías haciendo un grande favor a sus vistas.

—Tsk...

Aquel hombre con enojo salió de la recámara, no podía oponer resistencia ante la mano derecha de su jefe.

—Ya estamos solos— suspiró volteando a ver con el ceño fruncido a la chica que estaba arrodillada en el piso—. ¿A qué viniste, Towa?.

—Hola, Hisui. Estoy feliz de verte después de años también— saludó sarcásticamente.

—Me alegra que estés bien pero...— la miro fijamente—. Es encerio lo que te pregunto.

—Vine a verlos...

—O querrás decir que viniste a ver a Riku— aseguró corrigiendo las palabras de la albina.

—También por ti— volteó el rostro—' Setsuna también te extraña, ¿Algún mensaje que quieras decirle?

➻ 𝔉𝔢𝔰𝔱𝔦𝔳𝔞𝔩 ℜ𝔦𝔱𝔬𝔴𝔞 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora