No hay nada mejor que sentir el abrazo amoroso de una abuela y el consejo desinteresado de un abuelo.
Cada vez que hablo con mis abuelos, es como si las cosas que sucedieron en su juventud, me hubieran sucedido a mí. Tanta es su alegría al recordarlas que cuando yo envejezca, me gustaría ser como ellos.
-Cuando los abuelos entran por la puerta, la disciplina vuela por la ventana.