35. No La Han Besado

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Me senté en una de las mesas de la cafetería, luego de salir de la clase de gimnasia. No puedo creer que ya sea lunes. El maldito fin de semana pasó demasiado rápido para mi gusto. Y realmente ya me estoy cansando de esto de tener que venir todos los días a la escuela, hacer tareas y preocuparme por llevar cosas. 
Divisé a Bella caminando con enojo hacia mí. Se sentó con fuerza en la silla que estaba a mi lado.
—¿Qué sucede? —le pregunté. Ella cruzó sus brazos sobre su pecho y miró al frente.
—¿Puedes creerlo, __________? El imbécil de Zayn va a hacer una fiesta este fin de semana. Está como si nada hubiese pasado… nada le afecta.
Isabella se había integrado oficialmente de nuevo al grupo el sábado a la tarde cuando nos juntamos en mi casa para hacer la ronda de amigas. Pasamos una linda tarde todas juntas. 
—Tranquila —le dije —¿Por qué piensas que lo hace? Se siente solo. Ni siquiera Alex le habla.
—Hablando de Alex —dijo ella bajando la voz —Ha estado evitándome monumentalmente hoy.
—Y hablando de eso, ahí viene —dije. 
Ella miró hacia la dirección que yo miraba y pude notar que se ponía tensa. Sonreí levemente y con cuidado me acomodé para poder ponerme de pie e irme cuando él estuviera aquí. Se que tiene que hablar con Isabella… me ha dicho que se siente confundido hacia lo que le pasa con ella. ¿Y quién dice? Quizás tengamos una nueva pareja en el grupo dentro de poco. 
—Hola —dijo Alex sin dejar de mirar a Isabella.
—Bueno… yo tengo que irme a hacer unas cosas. Luego los veo —me despedí.
Ninguno de los dos se dio cuenta de que yo me había ido. Reí por lo bajo y comencé a caminar sin rumbo alguno. Pero mi risa se esfumó al, inconcientemente, recordar los estúpidos piropos del infeliz de Zayn. 
"—Uy mi amor que yo sepa las estrellas solo salen de noche..."
Me había dicho sin ningún remordimiento cuando llegué al salón por la mañana y él era el único que estaba allí. 
"—Gitana, hay que señalizar tu cuerpo, porque con esas curvas cualquier día se mata alguien."
Me lo había cruzado de nuevo justo antes de entrar al gimnasio. Y se había atrevido a decirme eso delante de Demi. Maldito Malik, no va a entender más que sus tontas palabras me molestan mucho más de lo que debería.
Detuve mi paso al ver a Rebecca corriendo hacia mí.
—¿Qué sucede? —le pregunté cuando al fin estuvo cerca.
—Alguien le dijo al rector de lo mío con John.
—¿Qué? —dije sin poder creerlo.
La pelirroja se acercó a mí y me abrazó con fuerza.
—Él se va a ir —dijo con la voz llorosa. 
La alejé de mí para mirarla a la cara. 
—¿Sabes quien fue? —dije.
—No, no lo se. Las únicas personas que lo sabían eran ustedes —unas cuantas lágrimas cayeron por sus mejillas —Acabo de cruzarme con él. Y se va para que yo no me tenga que ir.
—Esto es terrible —susurré.
—¿Quién pude haber sido, __________? 
—No lo se, Becca. Pero tranquila —la abracé —Todo va a estar bien.
—¿Cómo voy a seguir, __________? Yo lo amo.
Seguí abrazándola tratando de darle fuerzas. ¿Quién demonios pudo haber contado lo del profesor y Becca?
Luego de que la acompañé al baño la dejé en la cafetería. Necesitaba ir a buscar unas cosas al aula.

ZAYN'POV

Que bien que se siente sacarse un secreto tan pesado de encima. Lo mejor que pude hacer en estos momentos fue ir y contar lo que estaba pasando entre el idiota de Mayer y la hermana de mi ex amigo. Se le acaba de acabar la diversión al querido profesor. 
Tarde o temprano Alex se va a enterar de esto y vendrá a agradecerme mi acto de amistad hacia él. 
La divisé caminando hacia uno de los salones. Sonreí y decidí seguirla. Era la hora de molestar a __________. Ustedes de verdad no se dan una idea de lo divertido que es verla ponerse nerviosa y roja cuando le digo cosas. Me detuve antes de entrar. 
Abrí la puerta y la divisé buscando cosas dentro de su mochila.
Estaba un poco agachada, dándome una hermosa vista de su trasero. No pude evitar pensar una barbaridad. 
—Los ángeles no tendrán pecados… pero que cola, ¡Dios mío! —dije. 
Ella se incorporó rápidamente y me miró fijo. 
—¿Qué haces aquí? —me preguntó nerviosa.
—Te seguía —le dije sin inmutarme. 
—¿Se te perdió algo o qué? —dijo. 
—¿Por qué tanta agresión hacia mí, gitanita?
—Ya no me molestes más, por favor.
Tomó un caramelo del bolsillo de su bolso y lo metió en su boca. Sonreí.
—Me gustaría ser caramelo para disolverme en tu boca —dije. 
Su mirada encontró la mía y otra vez se puso roja como un tomate. 
Caminó hacia la puerta rápidamente pero la tomé del brazo haciendo que me mirara. 
—¿Por qué no dejas de hacer eso? —dijo nerviosa —¿Por qué me molestas? Yo ya dejé de molestarte y esas cosas ¿Por qué sigues haciéndolo?
—Porque me gusta ver lo nerviosa que te pones. Me encanta ver que te sonrojes como una tonta. Como si fuera que nunca nadie te dijo nada de eso en tu vida. Es como si fueras un principiante en estas cosas —dije algo divertido, sin dejar de mirarla a los ojo —Hasta me haces pensar que nunca nadie te ha besado en tu vida. 
Su mirada se desvió de la mía y miró nerviosa hacia el suelo. La miré fijo. Su mirada seguía en el suelo. ¿Por qué no está mirándome y diciendo que lo que le estoy diciendo es absurdo?
Oh, no… eso no puede ser así. 
—Mírame —le ordené. Ella no lo hizo. Entonces tomé su mentón con mi mano y clavé su mirada marrón en la mía —¿Nunca te han besado?
Se soltó de mi agarré y mojó sus labios nerviosa.
—Ese no es tu problema —aseguró.
—Debes estar bromeando _________… —dije sin poder creerlo del todo —¿Nunca? ¿De verdad?
—¡Ya te dije que no te interesa!
—Es que no puede ser cierto —dije y no pude evitar reír. 
—¡Pues si, si es cierto! ¡Nunca me han besado! ¿Cuál es el problema con eso? ¿Quieres burlarte de mí? ¡Adelante, hazlo! 
Mi cabeza estaba procesando la información que ella acababa de brindarme. Nunca la han besado. Y eso quiere decir que tampoco la han tocado. La miré.
—¿Eres virgen? —pregunté. 
Recibí una fuerte cachetada de su parte. Lentamente volví la vista a ella. Su respiración se tornó algo agitada.
—Si, soy virgen. Desde la cabeza a los pies. Y estoy muy orgullosa de serlo. Yo le voy a entregar mis besos y mi amor y todo lo que se te ocurra a un hombre que sea digno de cada uno de ellos. 
—¿A ese tal J? —pregunté sin dejar de mirarla. 
Aun sorprendido por aquella información que entraba en mi cabeza. Nunca la han besado, nunca la han tocado, no sabe lo que es el placer.
¡Demonios eso es demasiado información! ¡Y es una información demasiado excitante! 
Carajo, no puede salir en este momento mi lado pervertido.
—No, a ese tal J ni loca.
—¿A quién? —dije. 
Mi voz salió algo ronca. Acomodé mi garganta.
—Eso tampoco te interesa.
Se estaba por alejar de nuevo y la volví a tomar del brazo. Ella volvió a clavar sus ojos con furia sobre los míos.
—¿Vendrás el viernes a la fiesta en mi casa? —le pregunté.
—No, no cuentes conmigo para eso.
—Va a ser una fiesta de disfraces. Eres tan rara que nunca te han besado, me imagino que tampoco has ido a una.
Entrecerró sus ojos mirándome más mal aun. Sonreí levemente. Hizo un tirón y logró soltarse. 
—Estaré ahí. Pero solo para reírme de ti.
—¿Reírte de mí? —dije. 
—Si, para reírme de la soledad en la que estás.
Giró sobre si misma y se fue de allí. Me quedé parado en mi lugar sin dejar de sonreír. 
No la han besado. Nunca la han besado. Reí divertido y negué con la cabeza. 
—Ay gitanita, me acabas de dar la carta perfecta para ganarte el juego. Tú iras a la fiesta para reírte de mí. Pero veremos cual de los dos ríe último. 


Nothing In My Way «Z.M.» (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora