Nota: Este es el último capítulo, quería una historia corta y sencilla. Muchísimas gracias a quienes habéis leído y os gusta este ship, os amo como Nellie ama a Bellatrix. Habrá más historias de ellas, tengo el guion de la próxima y me pondré a ello pronto (aunque –spoiler– quienes leéis mis dos historias hetero no la echaréis tanto de menos...). De todo corazón, mil gracias.
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Eleanor reunió valor y sin apenas atreverse a mirar a la bruja, empezó:
-No sé ni cómo darte las gracias por...
-No lo hagas –la cortó Bellatrix con frialdad-. Nunca vamos a hablar de eso porque no sucedió, ¿lo entiendes?
La pastelera asintió aliviada por cerrar el tema, pero compungida por el tono. Bellatrix dio el asunto por finalizado y murmuró que ella también debía marcharse. La castaña la miró consternada y preguntó:
-¿Pero no te quedas ni un rato conmigo? Yo... creía que... te caía bien...
-¡Oh, sí! –exclamó la bruja con dramatismo- ¡Me caías estupendamente! Hasta el momento en que decidiste utilizarme para librarte de los repugnantes crímenes que cometiste para ayudar a tu amado hombre casado.
-Lo siento, de verdad. Yo no quería meterte en esto... pero... Fuiste tú la que me invitó a comer... ¡y te lo agradecí mucho! Pensé que igual, ya que habíamos pasado un buen día... No te importaría mucho, eres una bruja muy poderosa... ¿Qué puedo hacer para que me perdones?
-¿Qué puedes hacer tú, una muggle, por mí, la bruja más poderosa del país? –respondió Bellatrix con tono burlón- Absolutamente nada. Puedes dejarme en paz y olvidarte de mí. Tienes tu vida libre de toda carga, es mucho más de lo que mereces. Disfrútalo.
Eleanor se quedó paralizada en el pasillo a punto de llorar mientras Bellatrix entraba definitivamente al salón. La bruja ya había cogido un puñado de polvos flu cuando la muggle apareció de nuevo corriendo:
-¡Espera! –suplicó.
Bellatrix puso los ojos en blanco y se giró hacia ella.
-¿Si confieso me perdonarás? –soltó la muggle.
-¿Cómo?
-Si le digo a Sirius que yo estaba implicada y lo sabía todo pero le pedí a Mr. Todd que mintiera por mí, ¿me perdonarás? ¿Querrás volver a ser mi amiga aunque tengas que venir a verme a la cárcel?
Bellatrix la miró con sincero desconcierto. No tenía ni idea de si lo decía en serio o iba de farol. Así que recuperó uno de sus malos hábitos favoritos. Le bastaron cinco segundos en la cabeza de la muggle para comprender que estaba dispuesta a entregarse ahora que había quedado libre solo para que ella no la odiase. Ni la propia Eleanor entendía por qué, pero sentía la necesidad de actuar así. Y desde luego no era en honor a la justicia o a la verdad... No. Era por Bellatrix y únicamente por ella.
La bruja se quedó un rato en silencio contemplando el rostro angustiado de la muggle. Finalmente, con los brazos cruzados sobre el pecho, respondió:
-Te he dicho que ese tema está cerrado.
Eleanor la miró ladeando la cabeza sin estar segura de lo que significaba eso.
-¿Pero... me perdonas? –preguntó con cautela.
"Te perdono" suspiró Bellatrix al fin. La pastelera soltó un pequeño grito de alegría y la abrazó de nuevo con fuerza. La exmortífaga no pudo protestar: aquella muggle olía demasiado bien y su cuerpo resultaba muy agradable... Aunque varios segundos después, carraspeó y le ordenó que la liberara. Eleanor obedeció sonriente y le preguntó si había desayunado. Bellatrix tardó en decidir la respuesta, pero finalmente negó con la cabeza.
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Mi dulce psicópata
FanfictionBellatrix asiste a una boda donde conoce a Eleanor Lovett, una fascinante muggle envuelta en una serie de asesinatos que la hará replantearse todos sus ideales.