Descubiertos, y estupido Vista

4.5K 326 141
                                    

- Venga Ace llevas una hora en el baño, puedes salir de una vez yoi.

- Pero Marco esto es demasiado humillante. - La voz del pecoso se escuchaba temblorosa, reflejando la gran vergüenza que estaba sintiendo.

- Si no querías hacer esto, debiste de negarte desde un principio yoi.- Mientras que Ace se moría de la pena en el baño, Marco se encontraba acostado en la cama, su tono de voz demostraba no solo compasión por el más joven, si no que también tenia un deje de decepción, pero bueno el nunca obligaría al mas joven a hacer algo que lo incomodara.

Marco y Ace habían comenzado una relación hace ya casi un año, nadie en el barco sabia de ella, ni sus hermanos comandantes, ni su oyaji al cual nunca, sin contar el tema de la relación, le ocultaban nada y no es que les avergonzara su relación, o pensaran que esta terminaría pronto, ambos se querían demasiado y eran lo suficientemente egoístas para permitir que eso ultimo pasara, el problema es que sabían que si decian algo acerca de su noviazgo la intimidad que disfrutaban se vería arruinada por sus hermanos debido a lo chismosos que estos podían llegar a ser, y si la intimidad se acababa, por consiguiente también se acabarían los juegos que Marco tanto disfrutaba, y eso es algo que el comandante de la primera división, y su lado pervertido, no estaban dispuestos a aceptar.

- No hables con ese tono de voz, Marco, voy a salir, pero juro que si te ríes voy a dar por terminados todos tus juegos y nunca, pero escuchame bien, nunca más te cumplire un capricho, ¿entendido?. - A la par que amenazaba a su novio iba abriendo la puerta.

Marco no podía estar más emocionado, estaba a una nada de cumplir una de sus famtasias, así que solo atino a aceptar las condiciones que el pecoso le puso mientras se iba enderazando en la misma cama en la que previamente se encontraba acostado.

Cuando la puerta del baño se abrió por completo, Marco se pregunto que había hecho tan increible en su vida pasada para poder estar frente a semejante imagen, y no es que exagerara, pero ver a un Ace completamente rojo, lo cual hacia destacar aún más sus pecas, vestido con un uniforme de las enfermeras que cuidaban a su oyaji, temblando por la vergüenza, era una imagen digna de admirar.

El rubio estaba más que conciente de la diferencia de edad que habia entre ellos, y por bastante tiempo intento negar lo que sentía, pero cuando el pecoso le confezo que estaba enamorado de el, la edad paso a ser algo tan irrelevante, dejo de ocultar lo que sentia, y fue cuando comenzaron su relación, pero pasaron meses para que Marco se animara a corromper al hijo más joven de shirohige contandole algunas de las fantasias que tenía, Ace se había puesto tan rojo y avergonzado pero aún así habia aceptado a su novio con todo y lo pervertido, y había prometido en ayudarle a cumplir sus fantasias, y claro que la piña no había mostrado resistencia, y justo por esa razón se encontraban en esta situación.

- Vaya Ace yoi, te ves tan sexy, dime, ¿quieres jugar un poco?

- Co-comandante Marco, ¿en qué puedo ayudarlo?.- Y con esa frase sabía que Ace estaba completamente dispuesto a hacer cualquier cosa.

- Tengo tantas ideas, que incluso deberia de sentirme mal por querer corromper a alguien tan joven como tu.- Se colocó detras del joven de cabello negro, con una mano iba abriendo el cierre del traje, mientras que con la otra tocaba el trasero de su novio, este ultimo soltaba pequeños suspiros.

- Marco, Ace! Oyaji quiere... ve-verlos.- Y a la mierda todo, maldito el momento en que olvidaron trabar la puerta, y maldito el momento en que Vista decidió entrar a la habitación sin tocar la puerta, pero no pueden culpar al del bigote, este nunca, ni en sus más locos sueños imagino encontrar a su hermano más pequeño, e inocente según todos los comandantes, siendo pervertido por el más viejo de ellos.

La pareja se separaro tan rápido que hasta Kizaru les tendría envidia. - ¡Que no te enseñaron a tocar, Vista yoi!.- Decir que Marco estaba enojado era poco, después de esto ya podría ir diciendole adiós a su privacidad.

- Yo...yo, lo sie- lo siento.- Grito cerrando la puerta.- Oyaji los llama, no tarden.

- Ace yoi, vamos, sal del baño.- suspiro rendido, le esperaba un duro trabajo para sacar a Ace del lugar donde se había encerrado, aunque lo verdaderamente difícil vendría después, ¿cómo le explicarían a su oyaji ls situación? Y lo peor de todo ¿cuánto tiempo tendrían que soportar a sus "adorables" hermanos?.

- ¡Jamas pienso salir de aquí! Además, ¡tu no fuiste atrapado jugado a ser Izo! Mi vida acabo, nunca voy a superar esta humillación.- Dramático o no, ambos sabían bien que el principal receptor de las bromas sería Ace, por que bueno, no todos los días encuentras al temido comandante de la segunda división con un lindo traje de enfermera, ¿o sí?.- ¡Y tus juegos se acabaron, Piña!-. Genial otro problema que agregar a la lista.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
Muy bien esta ¿historia? (Si se considera lo suficientemente decente para decirle así) se me ocurrio mientras sufría porque faltaban 15 minutos para mandar mi tarea y esta no se terminaba de subir, además de qur llevaba días sin poder sacarme de la cabeza la imagen del inicio, así que aquí estamos.
Si hay algun error de ortografía o cualquier otro sean libres de corregir, ya que escribi esto de madrugada y pues a esa hora uno ya no funciona, sin más que agregar, nos vemos!

Todo es culpa de VistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora