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Seonghwa se despide con una sonrisa de todos sus compañeros de grupo.

—¿Estás seguro de quedarte aquí, hyung? Seguro que a Yeosang no le importa quedarse solo. —dijo Yunho.

—No te preocupes. Me siento con un poco de dolor de cabeza, siendo sincero. Podéis disfrutar vosotros por mí, chicos. —respondió.

Lo del dolor de cabeza era claramente mentira. De hecho no le extrañaría si cualquiera de ellos le dijera que no lo creía en absoluto.
El único motivo por el que Park Seonghwa decidió quedarse en aquella casa compartida era poder estar unas horas a solas con su compañero, Kang Yeosang.

Dejando a un lado lo que este pensase, Seonghwa estaba completa y perdidamente enamorado del muchacho de cabello rubio y largo.
De hecho, lo estaba desde hacía ya años. Quizás fue cuando comenzaron a ser trainees... Por lo que ya habían pasado demasiadas noches.

El primer momento en el que Seonghwa vio al muchacho, juró haber visto un ángel sin alas.
Un bello rostro con aquella marca de nacimiento que Park amaba aunque el menor normalmente rechazara, como mostraba al tapar esta con varias capas de maquillaje.
Un cuerpo de niño pequeño que necesitaba ser protegido, y pudo corroborar eso cuando durante las presentaciones mutuas se mantuvo jugando con las mangas de su sudadera. Seonghwa lo recordaba como su más preciado tesoro.

También recordaba cuando lo vio tan cercano a Wooyoung. En un principio pensó que ellos dos era pareja pero posteriormente, cuando ganó más confianza con el de pelo rubio, este le dijo que lo que tenía con Jung era una hermosa amistad de muchos años... Y nada más.

En aquel momento del presente, cuando todos salieron por el umbral de la puerta, no pudo evitar suspirar de felicidad.
Le daba bastante vergüenza interactuar con Yeosang en público, y ni hablar del simple pensamiento de poder decirle al muchacho lo que pensaba, pues estaba claro que sería rechazado, y por eso solo se dedicaba a darle abrazos y quizás algún que otro beso en la mejilla, al que Yeosang respondía con un sonrojo en sus mejillas que Seonghwa amaba muchísimo.

Sin siquiera ser consciente de sus actos, sus piernas lo llevaron hasta uno de los dormitorio de la casa. Obviamente era el dormitorio de Yeosang, el cual compartía con Wooyoung. No iba a mentir, pese a que le dijo que no eran nada y Park se sintió mejor, no podía evitar sentir un poco de rabia imaginando todas las cosas que podían hacer solos durante las noches.

Inconscientemente tocó con sus nudillos la puerta de madera. No recibió respuesta, pero tampoco pudo evitar abrirla y entrar lentamente.
Las luces estaban apagadas, y por lo poco que podía ver gracias a la que luz que provenía de fuera, un pequeño bulto se encontraba en la cama de la derecha.

Se acercó a ella y observó con detenimiento aquel cuerpo. Yeosang estaba durmiendo como un bebé.

Sonrió por la ternura que le causó aquella escena y poco después deslizó su mano por el brazo del menor, quien tembló ligeramente ante el tacto.
Segundos después abrió los ojos, se giró y se encontró el rostro de Seonghwa frente a él.

—¿Hyung? —preguntó extrañado por la situación.

—Lo siento si te he despertado, Sanggie.

—No se preocupe.

El menor estiró su cuerpo y se incorporó con lentitud. Frotó sus ojos y volvió a mirar a su hyung.

—¿Ya se han ido todos? —preguntó, a lo que Park respondió con un simple "Ajam" de asentimiento.

Se levantó de la cama, se puso sus pantuflas y abrió la ventana para dejar pasar el aire y la luz que quedaba del día que ya llegaba a su fin.

—Hyung... —dijo, a lo que Seonghwa esperó impaciente sus palabras. —¿Quiere algo?

Love You (Seongsang) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora