Las tres Marías

34 4 22
                                    

El silencio se detiene cuando recuerdo las palabras de sus amigos y le pregunto:

- Entonces... por la reacción de tus amigos... ¿es la primera vez que te lías con un tío?

- Sí. Creo que siempre me han gustado pero nunca se lo he dicho a nadie por miedo a su respuesta. Sí que he tenido cosas con chicas pero nunca he llegado a nada sexual. En mi entorno no sería tomado con gracia.

- Pues vaya putada Alex, tú deberías de amar a quien quisieras y sentirte libre por ello sin que nadie te diga a quien te follas o te dejas de follar.

- Tienes razón, pero no sería tan fácil. No sabes lo que es estar rodeado de amigos afines a  Vox que están a tope con Abascal y no paran de hacer comentarios homófobos.

Estos hombres en realidad votan a Abascal porque es un hombre mazado de pelo en pecho y que les gustaría que les empotrase contra un mueble. No les juzgo, pero Sanchez es mejor (Te amo Sanchez, cásate conmigo).

Se vuelve a hacer el silencio y tomo la determinación de calentar el ambiente y que mejor manera que poniendo música. Así que saco mi móvil, abro el Spotify y pongo la play list de follar. Casualmente suena Acaríciame de Susana Estrada.

- Habrá que volver a lo que estábamos haciendo en algún momento.- le digo animándole.- ¡Vamos, ven a bailar!

Ambos nos dejamos llevar por el ritmo de la canción y volvemos otra vez a los besos. Os había insistido antes en que besaba de puta madre, ¿verdad? Porque madre mía, es que vaya gozada de beso. Vuelvo a notar en sus pantalones que algo crece, pero esta vez decido ir a la caza de la ballena.
Poco a poco me voy reclinando ante él mientras con mi mano voy tocando todo su cuerpo en una vertical que llega hasta el botón de su pantalón. Desde aquí cerca, el dragón de Komodo se ve más grande y abultado pero algo borroso. Lo siento, soy hipermétrope.

Que jodidamente bien y erótica suena la puta cremallera, joder. Veo sus calzoncillos de abuelo a cuadros y para no bajarme al baile de hormonas que llevo encima decido bajárselos de golpe junto con su pantalón. Era como me la esperaba, grande y gorda (tampoco se piensan que era un misil soviético, pero estaba bien dotado el chiquillo).

Como me criaron para que fuera educada, le miro a los ojos desde aquí abajo:

- ¿Puedo?

Él me mira y notando mis calientes manos sobre su miembro, asiente nervioso.

Mis labios mojados enseguida hacen contacto con la cabeza de la polla de Alex y comienzo a hacer movimientos hacia delante y hacia atrás, moviendo la lengua intentando hacer que se muera de placer como cuando me comió el cuello. Efectivamente estaba teniendo efecto y puedo ver como su mentón, suspira e incluso gime. Me sorprende que entre sus gemidos suelta algún que otro:

- ¿Te gusta?

- Uf, Lucas, sigue.

Sigo con mis técnicas que parecen estar gustándole, hasta que noto que pone sus manos en mi nuca e intenta controlar mis movimientos. Debe de estar cerca ya de correrse ya que a sue vez acelera su movimientos y comienza a mover sus caderas.
Noto que al final llega y su líquido seminal invade todo mi pabellón bucal a la vez que él gime casi gritando. Decido tragármelo, cosa que me pone mucho y por lo que acabo viendo, a él también.

Ya no está como antes, ahora está encendido, sus ojos están llenos de pasión. Me levanta con fuerza y me tira contra el sofá.

- Ahora me toca a mi.- Tiene complejo de Belén Esteban el pobre.

Este hombre me pone tanto que es necesito que me empotre y no pare nunca.

Subo mis rodillas en el sofá y me pongo mirando hacia el respaldo, reposando mis brazos en él. Me empieza a lamer y a mesar toda mi espalda hasta que llega a mis pantalones y me los empieza a bajar.
Creía que iba a ir directo a follarme, pero no. Decide hacerme un beso negro como Yujing cuando conduce y tiene un coche de delante.
Me preparo para lo que pueda pasar, porque con esa lengua y esos labios igual me deja como un topacio: con un ojo mirando a Cuenca y con el otro mirando al espacio.

Seis golfas y un mismo destino (El puterío)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora