Parte 5

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            Tan pronto me desperté, por primera vez en mi vida. Diavoro me dejo estar solo por un día, y lo más inesperado es que al bajar las escaleras para bajar a la entrada de la casa,  Guido ya estaba en la sala esperando por mí, mientras Diavoro se encontraba sentado en el sofá, tomando una taza de té y yo apenas le miré, estaba muy calmado

-Te lo encargo- sonrió Diavoro, mientras yo solo tome el abrigo para salir a la calle, sin siquiera decir alguna palabra sobre lo que haría, ni pedí permiso por primera vez en tantos tiempo. Los días de otoño empezaban a desaparecer y llegaba la entrada del invierno.

Me marché, y el me siguió...

-Guido- quise hablar, tan pronto ya estábamos en ese lugar, justo frente al sitio donde, quizas, físicamente estaba ella. No le guardaba rencor, no estaba enojado, a decir verdad no tenía idea de que emocion estaba sintiendo, mientras miraba las letras grabadas, el seguía en silencio, justo estaba parado atrás de mi

-¿Qué quieres que te diga?- me pregunto leyendo lo que cuestionaba, en mi mente –Te contestare lo que quieras- me dijo, pero yo solo rei amargo en un instante tan corto, que ni lo pareció al sentir que no sabía que preguntarle realmente.

-Es que... ¿Qué fue lo que paso?- trate de hablar, al no saber que decir

-Eso debería preguntarlo yo- me respondió fríamente –Ya son... no sé, cinco, siete, casi diez años desde que te fuiste, yo iba a buscarte a tu casa todos los dias y tu madre me decía que no estabas, volvía mas tarde y me decía que no querías verme, y luego empezó a decirme que estabas enfermo, que no podías salir y termino evadiéndome después- se explayó

》 ¿Qué es lo quieres que te diga que paso? Si el que me debe de responder... eres tú- se quejó, logrando que yo  me volviera hacia el, para verlo frente a frente.

-Yo...- trate de hablar, de decir algo, pero no sabía qué.

Mi mente estaba totalmente perdida, los recuerdos de mi vida con Diavoro dominaron mis pensamientos, y recordé porque me había ido, porque había desaparecido... y no se lo pude decir.

-Lo siento- murmure –Perdóname Mista- le dije desviando la vista hacia el suelo, mordi mis labios, me abracé a mi mismo, y al final.

Él solo me abrazo a mi, y yo lloré.

-Al final, me dijo la verdad... tu padrastro te había vendido a un tal "Vinegar" y fue por eso ya no estabas en casa, me dijo que estaba totalmente arrepentida de no haberlo evitado, que ella debió de haberte protegido pero no pudo- contesto Mista, y solo me abrazo más, lo que necesitaba

》Yo tampoco pude creerlo pero después me puse a investigar, hice un nuevo amigo en la estación de policía, él me ayudo a saber todo sobre Diavoro- continuo diciendo, tratando de reir un poco, escuche que el trataba de no llorar también -Es por eso fingí no conocerte en la casa, sabía que si Diavoro se enteraba de que tu y yo nos conocíamos, tal vez... no nos hubiera dejado estar juntos, y debemos seguir mintiendo para poder estarlo- me dijo, soltando me del abrazo, para tomarme de los hombros y vernos finalmente frente a frente.

-Pero lo estamos- le sonreí, aún sabiendo que mi rostro estaba hecho un desastre y evitaba llorar de nuevo. Ya no quería llorar –Estamos juntos- le repetí

-Si, lo estamos- sonrió igual que yo, haciendo que sintiera algo de esperanza, de tranquilidad de estar en casa, y me llevo de vuelta a mi hogar. Donde Diavoro y sus guardaespaldas, ya esperaban con par de maletas, que cargaban al vehículo.

-Sano y salvo- exclamo Diavoro, dando una palmada al aire, viéndonos a ambos –Enserio me sorprendes Guido- nos alzo la voz y Guido solo permaneció serio. Volvia a su papel.

Felino (GiornoxMista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora