Capítulo Único

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1

Donghae se encontraba cansado. Otro día agotador en el trabajo. Papeles por aquí, y papeles por allá. Era muy monótono. Ya no había esa diversión que sentía antes. Ya no. Se había ido hacía meses, y no creía que volviera. Salvo que él volviera...pero no iba a pasar, y estaba condenado a tener una vida sin emoción, lo sabía.

Estaba sentado en su escritorio firmando documentos, los cuales eran para una obra de la cual estaba a cargo.

Habían pasado 6 meses desde que su novio desde hacía 4 años, lo había dejado. Así sin más. Lo abandonó. Frunció el ceño al recordarlo. Apretó con más fuerza la lapicera, y terminó por tirarla haciendo que chocara contra la pared, dejando una marca.

Escuchó que alguien golpeaba la puerta y luego asomaba la cabeza.

—Señor Lee, ¿está bien? Me pareció escuchar un golpe —preguntó Taeyeon, preocupada. Donghae la miró y asintió.

—Estoy bien.

—Si necesita algo, avíseme —dijo con una sonrisa. El joven solo asintió, y ella se fue.

Cada vez que recordaba a su ex pareja era lo mismo. Sentía una ira indestructible. Lo culpaba de todo lo malo que le pasaba en la vida. Por su culpa, su jefe lo había mandado a unas vacaciones obligadas por un mes, que lo único que habían conseguido era que su ira hacia su ex aumentara, porque su cabeza no paraba de pensar. Hubiera preferido seguir trabajando para apaciguar su cabeza. De cualquier forma, ya había pasado medio año, pero aun así estaba enojado. No lo entendía, y tampoco tenía demasiadas ganas de entenderlo. Lo único que le importaba era el hecho de que la persona que tanto amó lo hubiera dejado así sin más, como si lo suyo no hubiera sido importante. Como si él no hubiera sido suficiente.

Y lo odiaba por eso.

Había dado todo por él. Habían soñado estar juntos por siempre, envejecer juntos, y disfrutar de la vida. Pero no. Él había tenido otros planes en donde Donghae no figuraba en ellos. Tenía otra idea sobre la vida, de la cual jamás había compartido.

Su día pasó sin mayores problemas. Sus compañeros lo evitaban como si él tuviese una maldita plaga. Eran unos idiotas. Su novio lo había dejado, no tenía ninguna maldita enfermedad contagiosa. Aquello hacía aún más difícil volver a una vida relativamente normal. Su psiquiatra le había dicho que intente no darle mayor importancia a ello, pero era difícil. Si no hablaba con nadie su cabeza comenzaba a vagar en los recuerdos. Aunque también era consciente de que tampoco tenía ganas de entablar ninguna conversación trivial con nadie. Apenas si hablaba con su psiquiatra. Aunque la realidad era que esos últimos dos meses iba a la consulta solo a quedarse callado mirando a la nada. Su doctor no se lo había cuestionado, y él lo agradecía.

Suspiró.

Todo era mucho más difícil de lo que podría haberse imaginado alguna vez, si es que aquello en algún momento hubiera aparecido en su cabeza.

Una vez llegado a su departamento, aquel que había compartido con el amor de su vida, se quitó los zapatos, el saco y la corbata, y se desplomó en el sillón. Se quedó mirando la pantalla apagada del televisor. Su cabeza estaba en negro. Nada pasaba por ella, como muchas otras veces. Pero luego de unos minutos, comenzaban a caer las lágrimas que tanto había aguantado durante el día. Dicen que el llanto en soledad es la más desgarradora de todas, y él lo había comprobado por sí mismo. Evitaba que alguien lo viera llorar, pero cuando estaba en la soledad de lo que llamó alguna vez su hogar, no podía evitarlas. No intentó secarlas porque sabía que sin importar lo que hiciera, seguirían cayendo una tras otra.

Se sentía tan solo y vacío por dentro que no sabía cómo lograba levantarse cada maldita mañana. Cada día era un infierno del cual dudaba salir en algún momento. Sus días eran todos iguales, menos su dolor, aquello parecía que iba en aumento. Todo lo hacía recordarlo, desde el cepillo de dientes en el lavabo hasta cuando desayunaba aguacate. Siempre parecía que incluso podía oírlo quejarse de su gusto casi obsesivo por aquella fruta, el cual él odiaba. A veces quería sonreír al pensarlo, pero siempre estaba el enojo demasiado presente.

Aceptación [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora