Escenarios Jujutsu Kaisen X Lectora

Suguru Geto

Ambivalencia

Odiaba profundamente a los no hechiceros, para él eran simples monos repugnantes que no valían nada y ¡Miren de quien se fue a enamorar!
Ordinaria, corriente, ni tan atractiva y tampoco recatada o elegante, con todos sus defectos lo embrujó, sin hechizos, sin poderes, tan simple y a su manera.

Él estaba muy ocupado llevando a cabo su misión de vida, restablecer el mundo donde los hechiceros "la raza superior" sea la que domine, en sus planes nunca figuró enamorarse de una "mona corriente" que lo volvía loco.

La odiaba profundamente y la amaba, ambos sentimientos lo agobiaban, quería tocarla pero también matarla, ese hombre estaba volviéndose loco de tanta confusión.

Ella por su parte, jamás imaginó que aquel atractivo y elegante hombre que conoció cuando derramó accidentalmente café en su ropa y que más tarde la invitaría a salir, estaba sintiendo cosas extremadamente opuestas por ella.

-¿Y qué te parece?

-¿Ah?

-La comida...¿Te gusta?

-Sí...

-Apenas la probaste un poco...la miras con asco.

-Lo siento...

(...) se sintió herida y rechazada, lo había invitado a su casa y le había preparado comida, él parecía no estar cómodo.

-Si no quiere no tienes por qué comerla.

Tomó su plato sin mostrarse ofendida o humillada y se dirigió a la cocina. Antes de irse Geto la tomó del brazo.

-Lo lamento, no quise incomodarte, es sólo que es la primera vez que como eso y no tengo mucho apetito.

-Entiendo.

Geto le soltó el agarre y ella se fue a la cocina sin mirarlo.
No era una tonta, ese hombre parecía interesado en ella pero al mismo tiempo sentía un rechazo que no podía fingir mucho. Ella quería que él se fuera.

Fregó los platos, él se ofreció ayudarla y ella lo rechazó, espero tranquilo en el sillón hasta que ella terminara.

-Ya acabé ¡Cielos!-Mira el reloj de la pared- Es muy tarde.

-¿Quieres que me vaya?

-N-No...no es eso...

Geto se puso de pie, puso sus manos en los hombros de ella agarrándola con fuerza.

-¡Tú!..¡¿Qué me hiciste?!

-¿Ah?

Inmediatamente se percató de su conducta inapropiada, la soltó disculpándose.

-Geto...¿Te doy asco?

-...

-¿Por qué estás aquí entonces?

-Porque me he enamorado de usted.