Naoya zenin

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Infierno

Pero eres una mujer y naciste dentro de un clan sin ningún talento ni nada que ofrecer, después de todo una mujer nacida en una familia de hechiceros que carece de alguna habilidad es considerada un fracaso, peor aún porque eres mujer. Tu único valor radica en ser utilizada como un medio de unión con otros clanes. (...) la hija mayor  del líder del  clan Uzumaki nació sin ningún talento siendo marginada y destinada a los quehaceres domésticos sin salida y unida a un matrimonio a tan sólo 17 años de edad. Sufrió la desgracia de ser casada con el peor de los hombres que podía existir en su corta existencia, Naoya  Zenin.

En el primer encuentro con aquel hombre la joven se mantuvo tímida y en silencio sin levantar la mirada. Sin embargo con una curiosidad vergonzosa lo miró y se percató de que él la miraba, desde arriba y  examinando su cuerpo.
(...) recordaba como aquella tarde donde su clan y el Zenin cerraban negocios ella y su futuro esposo caminaron rumbo al jardín de su casa para conocerse mejor. El muchacho caminó delante de ella dejándola muy atrás, ella intentando alcanzarlo se colocó a su lado e incluso unos pasos más adelante ya que quería conducirlo al lugar exacto y ahí supo en el infierno en que viviría cuando él se detuvo, la agarró del brazo y la movió hacia atrás  diciéndole con suma arrogancia:—Futura esposa...la próxima vez que cometas el error de caminar delante de mí te apuñalaré por la espalda.
Y después le sonrió.

—¿Q-Qué?

—Eres una mujer, tu debes es estar detrás y no te lo volveré a repetir.

—Yo...sólo quería guiarte es que como no conoces

—¡Silencio!—La interrumpe— Sólo camina detrás de mí y no digas nada más si no te lo pido.

Caminó detrás de él con algo de miedo y en silencio, sabiendo que las cosas estaban fatal. Una vez en el jardín se sentaron uno al lado del otro, él tan pronto como ella se sentó le ordenó que se pusiera de pie en frente de él y ahí la examinó "indebidamente". Le tocó los pechos con ambas de sus manos y los apretó mientras le decía:—No son tan grandes como me gustaría pero lo compensas con tu rostro.

(...) estaba avergonzada y asustada dejándose manosear, con las ganas de pegarle y el miedo a lo que ocurriría si lo hacía siendo finalmente salvada cuando ambos jóvenes fueron llamados por las respectivas cabezas de los clanes.

Tan pronto como los Zenin se fueron (...) entró a su cuarto, mandó a llamar  a su madre para ponerse a llorar en sus piernas.

—Madre...no quiero, no me quiero casar, ese hombre es horrible no será un buen marido.

—Eres una mujer—Su madre le decía—Tienes  que obedecer y aguantar en silencio, cumple con tu deber.

Y desde ese día los días pasaron como un suspiro llegando así el día de la boda. Una boda demasiado tradicional para una chica proveniente de una madre extranjera.

Ese día que (...) no quería que llegara llegó demasiado rápido y así de rápido pasó la boda llegando a la noche en donde ambos debían unir sus cuerpos.
(...) tuvo que instalarse en la residencia de su esposo la cual era una casa tradicional japonesa, según este seria "temporal" ya que tan pronto como su padre muriera él heredaría el liderazgo de su clan y también la mansión Zenin.
La casa de Naoya era muy cómoda y confortable, con  servidumbre a su disposición, parecían demasiados formales y fríos pero sobre todo obedientes a Naoya.

Una vez ambos estaban en el cuarto a solas (...) temblaba de miedo, su esposo le producía esa sensación y él lo sabía.

—Empieza a quitarte la ropa esposa, es hora de que seas mía.

Con la lentitud de una tortuga la chica empezó a desnudarse, Naoya también hizo lo mismo terminando antes que ella, se desesperó por la lentitud de su esposa y él mismo terminó de quitarle aquellas prendas que tapaban lo que él quería ver.

La tiró a la cama boca abajo sin mucha delicadeza ordenándole que se pusiera en cuatro y así la embistió duro y salvaje por unos instantes que se comparaban con la eternidad. (...) sentía el agarre en su pelo, la respiración entre cortada de su marido al igual que un dolor placentero cuando su esposo la embestía profundamente.

Se corrió dentro de ella sin avisar, se tiró a su lado y apretó sus pechos para luego lamerlos mordisqueando el pezón. (...) tuvo que contener sus gemidos, poco a poco fue ganando algo de confianza e intentó tomar el control. A su esposo pareció disgustarle esto ya que la colocó debajo de él sujetándole ambas manos sobre su cabeza, masajeando con su mano disponible uno de sus pechos y diciéndole:—Tú eres una mujer, aquí el que manda soy yo.

Esa noche y las noches  que vinieron  al pasar los años no fueron muy diferentes en cuanto al control. (...) debía comportarse como su esposo esperaba y si no un castigo le esperaba.
Naoya era dominante, arrogante, machista  y controlador. Controlaba hasta la manera en que ella se sentaba cosa que no era un secreto para nadie. (...) no tenía formas de resistirse.
Fue obligada a casarse a los 17 años y desde entonces su potestad y custodia le pertenecían a su esposo Naoya aún después de años donde ella ya era una adulta, ella no tenía el poder para divorciarse ya que Naoya había manipulado todo para tenerla bajo su custodia.

Un martes  8 años y 15 días de estar casados (...) por primera vez confrontó a su esposo.
Lo encaró por haber descubierto una infidelidad suya. Ambos estaban en su habitación discutiendo el tema mientras que sus empleados escuchaban burlándose de la mujer. No era un secreto para nadie que Naoya Zenin era un loco adicto a las mujeres de buen cuerpo y andaba con varias desde antes y hasta después de casarse.

—¡No puedo creerlo! ¡Tanto control que tienes sobre mí y al final el infiel eres tú!

—Cállate (...), no me alces la voz que soy tu esposo.

—¡Y yo tu maldita esposa! ¡Y me engañaste bastardo  hijo de perra!

Aquellas palabras fueron las últimas palabras  completas que (...) soltó aquella noche. Lo único que escucharon los empleados fueron sus gritos y golpes que le proporcionó su querido esposo. La dejó casi irreconocible.

Naoya lejos de sentir culpa en la mañana le ordenó que se preparara porque tenían invitados en la tarde y debía estar "decente".

(...) no lo soporto más, quiso empacar sus cosas esperando con paciencia que aquel desgraciado se marchara y así no volverle a ver la cara jamás.

Naoya salió temprano, (...) con cuidado de que ningún chismoso empleado la descubriera empacó en un pequeño bolso lo necesario llevándose algo de dinero, así escapando de aquel infierno.

Se escondió en un Motel sin salir del cuarto al menos por dos días completos para que aquel desgraciado no la fuera a encontrar. Pensó en irse de la ciudad y así lo hizo viajando de Kioto a Tokyo con suma cautela sin ser descubierta.

La vida le sonrió dulcemente. Arrendó un pequeño apartamento y consiguió empleo en un restaurante de Sushi como mesera.

Tan sólo habían pasado unas cuantas semanas desde que se había marchado y ahí en su mismo trabajo tuvo que atender unos clientes inusuales. A quien más reconoció fue a Maki Zenin puesto que era gemela de Mai, la gemela que sí estuvo presente en su boda y obviamente Gojo Satoru, la cabeza del clan Gojo. Ningunos de ellos  la reconoció y era obvio así que que decidió atenderlos con normalidad y continuar su adquirida rutina.

Les sirvió con cuidado y antes de marcharse escuchó al tipo de pelo blanco hablarle.

—Oye...hmm me pareces conocida.

—No lo creo señor, con permiso.

—¡Oh! ¡Sí Sí sí! ¡Eres la hija del líder del clan Uzumaki!

(...) se angustió por unos segundos, se quedó callada y en voz baja le dijo:—Está confundido, no soy yo.

Justo cuando estaba a punto de volver a la cocina tuvo que paralizarse escuchando aquella voz que únicamente se escuchaba en sus pesadillas.

—Esposa mía...por fin te encuentro.

Escenarios Jujutsu Kaisen X Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora