"Mi corazón latía rápido, mi lengua se trababa y mis acciones no seguían lo que decía mi cerebro. Ahí me di cuenta de algo que no había querido aceptar, que terminé enamorada del hombre frente a mí y yo, a pesar de todo, ya no podía negar lo obvio"
Hinata
Acomodaba los portarretratos de la estantería de la sala, estaban llenos de polvo y si quería que se conservaran, necesitaba un pequeño trapo y mi tiempo. Himawari estaba entrenando en la mansión Hyuga y Boruto me había mencionado que se reuniría con Sarada y Mitsuki, por lo que no vendría hasta la noche.
Por ahora solo había limpiado los retratos donde aparecían mis hijos recién nacidos y más pequeños. Extraño mucho esos tiempos donde las preocupaciones eran casi nulas y nuestro tiempo juntos era más largo. Ahora todos en la familia tienen responsabilidades y yo solo puedo quedarme en casa y esperarlos.
Pasé a la próxima foto, en ella estábamos Naruto-kun y yo el día de nuestra boda, era muy alejado a una foto clásica de recién casados, pero era mi favorita. Nos estábamos riendo el uno del otro, recuerdo que fue por una situación que rayaba a la ridiculez, ambos habíamos pasado unas semanas llenas de ajetreo y ese día, que era practicante nuestro, no tuvimos tiempo de probar bocado. Eso provocó que a Naruto-kun le sonara el estómago cuando nos estaban tomando las fotos antes de la ceremonia, el sonrojo llenó su cara y cuando iba a decirle algo, mí estomago le secundó como si estuviera de acuerdo con el suyo.
Como si la situación no fuera suficientemente mala, el camarógrafo nos dijo que debíamos darnos prisa porque parecía que iba a llover. Ahí no pudimos contener nuestra risa y vergüenza. Fue una de las cosas que me confirmaron lo enamorados que estábamos y lo mucho que disfrutaríamos nuestra vida juntos.
Así era, hasta que cada quien empezó a vivir vidas separadas cual rutina. Darme cuenta que vivía en un ciclo sin vida fue algo que todavía me deja un poco triste. Yo lo amo con todo mi corazón, como siempre lo he hecho, después de todo, mi amor es solo suyo, pero quisiera volver a cuando éramos solo los dos y nuestra pequeña familia.
Sé que es egoísta de mi parte, así que solo evado esos pensamientos y continu con la rutina que me ha sido impuesta.
Termino de organizar todo y miro el reloj en la pared, aún es temprano para el almuerzo, podría ir a visitar a Neji-niisan. Hace tiempo que no voy y quisiera hablar un rato con él, a veces pensar que me escucha me hace sentir mejor. Hay días en los que el extrañarlo me asfixia.
Tomó una pequeña cartera y salgo por la puerta principal, hasta que me topo con algo duro, de la sorpresa termino en el suelo junto al jardín. Cuando levantó la vista me encuentro con el pelo rojo de Uehara-kun y una pequeña sonrisa apenada de su parte.
— Hinata-chan, buenos días. —Lleva sus manos hacia su pelo en señal de vergüenza y yo solo quiero reírme porque se ve un poco lindo ante la pena.
— No hay problema Uehara-kun, ¿necesitas mi ayuda? —Me levantó del suelo y la pregunta sale de mis labios. No habíamos planeado ninguna salida hoy.
— Más o menos, quería saber si me ayudabas a conseguir un regalo, pero creo que ibas a salir para algún lado. —Volteó su cara con tristeza y no pude evitar sentirme mal.
— ¿Me quisieras acompañar? —Le tiendo la mano y la toma con una sonrisa que se agranda al verme desde su altura normal.
— Seguro. —Me sigue sin decir nada hasta que doblamos en la esquina de la calle. —¿A dónde vamos?
— Nuestra primera parada será la florería de los Yamanaka. —Él camina muy rápido, así que intento seguir su ritmo sin caerme en el proceso.
— ¿Primera parada? —Voltea su cuerpo y sigue caminando de espalda a sus pasos. —¿Acaso tienes toda una cita planeada para nosotros hoy? —Sonríe socarronamente y yo solo siento como mi cara se pone caliente de lo roja que debe estar.
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¡Viejo, estás perdiendo a Mamá-ttebasa!
FanfictionHinata Uzumaki recibía regalos y cartas tanto como cuantos hombres la cortejaban diariamente, sin embargo nunca le contó a nadie las miradas que recibía del lado masculino aún siendo una mujer casada y madre de familia, ella no prestaba atención a n...