Capitulo 36

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Takigakure, una aldea que se enorgullecía de jamas ser atacado por ninguna aldea, un pueblo tan escondido para las demás aldeas, un pueblo que no podías atacar por no saber su ubicación exacta, rodeada por miles de cascadas que le daban una protección natural y que te podías perder en cualquier momento, razón por la que Taki había obtenido un Bijuu en el pasado.

Además de tener a un Bijuu en su poder, la única aldea menor en poseer uno de los nueve Bijuu, poseer al Nanabi en sus filas era algo que Taki nunca penso tener, pero con ese gran poder podían hacer grandes cosas, pero una aldea menor no podía hacer nada, si sus ninjas no eran capaces de mucho, razón por la que nunca destacó en el futuro y pasado, sus simples ninjas eran patéticos.

Su único problema, no tenian ninjas capaces de detener a su Jinchuriki si este se salia de control, motivo por el cual nunca sobresalieron en el mundo ninja y no tenían un control perfecto sobre su Bijuu y Jinchuriki, lo que la llevo a una vida llena de miseria y dolor, pero quizás tener de aliada a Konoha era un punto bueno, tener sellos para poder suprimir el chakra de su Bijuu si este se salía de control, pero nunca lo utilizaban de manera correcta.

Fuu la actual Jinchuriki del Nanabi y una ninja de Takigakure, pero ser la Jinchuriki no le a traído más que odio y rencor por parte de la aldea, ella no es mas que un monstruo y una basura en la aldea, siempre a querido ser libre, huir de esta aldea, huir del rechazo y odio de la gente de Taki, pero nunca había encontrado ese oportunidad, siempre había sido un objeto de batalla para este maldita aldea, su líder Shibuki, un maldito líder que era manipulado por los malditos ancianos concejales, un chico que no sabía cómo dirigir o mantener en pie una aldea.

Dolor es lo único que recibe de cada ninja de Taki y sus aldeanos, su líder simplemente ignora estos hechos al ser manipulado como un títere, y solo cuando quiere detiene un poco esos abusos, pero en este momento no era su caso, y en estos momentos es cuando los ninjas aprovechaban la oportunidad.

Tener un sello que te prohíbe salir de la aldea, y un sello de supresión nada amable en su cuello no es de su agrado, y odiaba a Konoha por este maldito sello, odiaba hasta los huesos a Mínato Namikaze que le dió este presente y futuro tan miserable.

Y en estos momentos un ninja de Taki ebrio lo estaba haciendo, el sello le da una descarga eléctrica en todo el cuerpo lo suficiente fuerte y doloroso como para dejarla aturdida y al borde de la inconsciencia, los civiles y ninjas al rededor solo tenían caras de satisfacción y alegría en sus rostros al ver al demonio de Taki sufrir.

"Eso es lo que se merecen los demonios como tu..." dijo el Taki-nin ebrio, y la diversión brillando en sus ojos, Fuu alzo la vista y el odio destella en sus ojos naranjas, en ellos se veían las ganas de asesinar a ese ninjas, descuartizarlo y dárselo de comer a los gusanos "que pasa con esa mirada demonio" el ninja activo nuevamente el sello y Fuu soltó otro grito de dolor, la descarga eléctrica que recorria en todo su cuerpo, era malditamente  dolorosa.

"Veo el odio en esos ojos, siento el odio irradiar de tu cuerpo, veo la ganas de asesinar a esta basura humana" el ninja solo oyó eso cuando su cabeza se separo de su cuerpo, y una pequeña lluvia de sangre fue lo que vio Fuu, empezando a crear un pequeño charco, y el cuerpo callo al suelo.

Hubo muchas reacciones en el lugar, los civiles gritaron horrorizados y comenzaron a correr por la aldea, los ninjas se sorprendieron ante tal acto y la nueva presencia, nunca vieron el momento en que el sujeto apareció, solo su compañero sin cabeza y un ninja detrás de el con la cabeza en mano de su compañero, en cambio Fuu alzo la vista y vio al hombre.

Era como de su edad, esos ojos azules oscuros como el profundo del mar y tan frios como el hielo, un cabello rubio que brillaba con la luz del sol y unas marcas de bigotes en ambas mejillas, llevaba una capa negra con nubes rojas, pero un escalofrío le pasó cuando vio esos ojos, vio a la muerte en ellos, en unos ojos que desbordaban paz y sufrimiento a la vez, una combinación que la aterra.

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