prologo

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Yuji no era bueno tomando alcohol, era algo que aceptaba. Aceptaba totalmente desde que tuvo la peor resaca del mundo a los 14 y su abuelo casi lo manda a la Luna de una patada.

Así que incluso en fiestas, trataba de tomar refrescos o muy poquito alcohol. Sabia sus limitaciones y no le gustaba estar en ese estado totalmente ido que el mismo alcohol te provocaba.

Gojo Satoru, su profesor era otra historia. Suspiro hondo viendo a su profesor beber y beber a su lado mientras veían una película por pura diversión, era viernes. Día en donde se suponían ambos pasaban un lindo momento profesor-alumno.

Obviamente para Yuji, que tenia el peor crush que un chico de 16 años pudiese tener en su profesor; esos momentos eran los únicos en donde podía imaginar en su esperanzado corazón de miel como seria tener una relación con Gojo-sensei. Mas ese día, ese día por alguna extraña razón Gojo-sensei se veía diferente...

 Sabia que el peli blanco no se emborracha con facilidad pero la cantidad de alcohol que ha tomado mientras ven esa película –que ha de admitir, esta algo aburrida– es alarmante.

–Gojo-sensei– susurro, sus cejas fruncidas mientras abrazaba una almohada blanca del sofá. Gojo a su lado solo sonríe de lado, botella de sake en mano mientras dirige su mirada tras su antifaz negro a él.

–¿Qué pasa Yuji-Kun? ¿Te aburre la película?– incluso su voz se escuchaba diferente, a veces era obvio que las bromas de Gojo-san eran para molestar a las personas que no le caían bien o para ocultar sus verdaderos sentimientos sobre algo.

Pero ahora; simplemente era mas que obvio. Estaba sonriendo, pero bajo esa tensa sonrisa podía ver un gran enojo y sufrimiento.

Pero, ¿Enojo a quien?

–N-o es eso– dudo varios segundos en seguir, tal vez seria irrespetuoso preguntar– ... ¿Esta bien sensei?

El pareció algo shockeado con la pregunta, quedando callado por unos segundos hasta que soltó una risa bastante falsa. –Estoy bien Yuji-kun, solo un poco cansado. Pero... tratare de dejar de tomar tanto si eso te molesta.– parecía que no estuviese bajo la influencia del alcohol pero... era algo obvio con la manera en la que dejo casi caer la botella del sake y luego recostó su cabeza en su regazo con su expresión totalmente contraria a una persona que estaba... "bien"

Yuji comenzó a acariciar los cabellos blancos de su sensei con lentitud, sus dedos metiéndose entre las hebras de cabello suave como el algodón. Gojo estaba en completo silencio y la película que habían estado viendo totalmente ignorada.

–Hoy fue el día en donde perdí a un gran amigo...

Eso lo hizo detenerse, frunció el ceño preocupado y comenzó a acariciar otra vez. Gojo-sensei estaba tomando porque quería olvidar ese día... ¿Qué clase de amigo habrá sido? Se odio por un momento al sentir celos, ignorando la risa de sukuna y concentrándose en Satoru.

–Lo lamento mucho Gojo-sensei. – dijo con honestidad. – El...¿murió?

La risa sin gracia del hombre lo sorprendió –Algo así. Escogió un camino que sin duda lo llevara a ello.

Yuji no entendía pero aun así en ningún momento su mano se detuvo de acariciar los cabellos de su profesor. Las palabras rondando por su cabeza... algo como morir sin morir, una maldición.

–Gojo-sensei, creo que ya no vimos la película – rio mientras el maestro lo imitaba, después de tantos minutos soltando al fin una risa honesta. –Estoy seguro que su amigo saldrá de esa casi muerte.

El peli blanco se enderezó, de nuevo sentado a su lado viéndolo fijamente sin decirle nada. Yuji sintió su corazón acelerar pero trato de controlarse, todo eso se fue al traste apenas la mano de Satoru fue a sus rosados y temblorosos labios.

–Tienes un poco de lustre, Yuji-kun. –dijo llevando el dedo con el a su boca, sus mejillas se incendiaron al ver la escena.

–Gojo-sensei... y-o...

El peli blanco sonrió y por primera vez Yuji noto que era una sonrisa algo triste. No tuvo que adivinar de que se trataba, siempre lo supo... Gojo-sensei ya amaba a alguien. Probablemente a ese amigo al que estaba tratando de olvidar tomando alcohol.

Fue un idiota. Mordio su labio inferior para detener las lagrimas y cuando se quiso poner de pie la mano de Gojo lo tomo de su brazo, logrando que se sentara en su regazo.

–¿Go-jo-sensei?

–Yuji-kun, eres diferente a el – vio el antifaz que cubría esos hermosos ojos celestes siendo retirado por su dueño con lentitud. –Muy diferente a quien el es ahora... no tienes porque sentirte celoso.

El pelo rosado ahora si que quería que la tierra se lo tragara–¡No estoy celoso, Gojo-sensei puede amar a quien desee!

–Te amo a ti.

¿Qué? Su corazón sin duda debió de haber ganado algún reto por el latido mas rápido del mundo en ese momento, las manos del peli blanco se posicionaron en sus mejillas con delicadeza. La respiración de Yuji se detuvo.

–Gojo-san...no me mientas– demonios, estaba llorando. Los ojos celestes lo analizaron preocupado. – Se que amas a esta persona que perdiste... yo no soy el...

–Y eso es lo que amo. – cuando los labios del peli blanco se unieron a los suyos olvido sus dudas, tomo el cuello de su profesor con fuerza sus lenguas juntándose en un beso que cada vez se sintió mas y mas hambriento.

Gimió al sentir la mano de Gojo subir por su espalda y luego bajar hacia sus pantalones. El hombre soltó sus labios, solo para volver a besarlo una y otra vez. Cada vez mas profundo, cada vez frotándose mas con su erección haciéndolo soltar su nombre en largos gemidos.

Yuji estaba perdido. Tan perdido que no pudo ver la mirada culpable del profesor que estaba culpándose por usar a su alumno para olvidar a un antiguo amor.

AlcoholDonde viven las historias. Descúbrelo ahora