ㅡ s a t u r n o ㅡ

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Satoru nunca comprendió el amor, ese sentimiento tan mundano, tan débil y tan poco relevante para su ser.

Creció en un hogar rodeado de frialdad, respeto y poder, un templo que no daba cabida a la compasión ni a la debilidad del corazón.

Luego, a los quince, cuando se cruzó por accidente con la noche y sus promesas, su corazón aleteó como desquiciado y el amor cobró sentido.

ㅡ ¡Satoru! ㅡ La noche llama y las estrellas brillan tanto que sus sensibles ojos se ven afectados. ㅡ Vas a enfermar, ve a dentro.

Una sonrisa irónica se extiende por sus labios agrietados, cortesía del viento gélido de invierno.

ㅡ ¿Preocupado por mí, Suguru? ㅡ Se burla, luego inhala, el olor a cigarrillo barato se cuela sin remedio y su nariz fina se contrae en disgusto. ㅡ Preocupate primero por el maldito cáncer que se van a ganar ustedes, par de adictos.

La noche le sonríe, encogiendo los hombros y acercandose hasta rozar su costado, Satoru debe contenerse para no frotarse contra él y buscar más del cómodo calor tal y como haría un gato.

ㅡ No viviremos tanto como para sufrir las consecuencias. ㅡ Satoru no quiere admitirlo porque su ego no lo permite, pero los hechiceros tienen suerte si alcanzan los treinta.

Solo que ellos no son cualquier tipo de hechiceros como para compararse.

Ellos son los más fuertes.

ㅡ Por eso mismo vivirás tanto como el vejestorio de Tengen. ㅡ Satoru solo quiere que suene a una maldición, no que se vuelva una, así que mantiene sus emociones bajas. ㅡ Idiota.

Suguru solo ríe a su lado, ahorrandose el contestar la provocación, y ambos se quedan ahí, recargados por la barandilla de madera vieja, observando las nubes cubrir la luna al pasar.

Esta es la rutina de ambos, una noche de paz luego de lidiar con días de mierda y el peso del mundo sobre sus jóvenes hombros.

Y aunque Satoru está resentido con esa vida, todo se vuelve un poco mejor al saber que Suguru estará siempre con él, que serán ellos contra el mundo.

ㅡ ¿Listo para mañana? ㅡ Suguru dice y el arrullo de su voz relaja cada fibra de Satoru. Ha olvidado que hay mañana y tampoco le importa, Satoru solo quiere perderse en los orbes noche y descubrir los secretos que se refugian en esa oscuridad. ㅡ Presta atención, imbécil.

Satoru espabila por el codazo que recibe, quejándose por la agresividad del chico.

ㅡ Deja de tratarme así, soy delicado. ㅡ Berrinche infantil y ojos de cachorro pateado, un intento vano de manipulación, Suguru bufa, para nada afectado.

ㅡ Ni siquiera recuerdas tus responsabilidades. ㅡ Suguru se queja, y Satoru piensa seriamente que una de las cosas favoritas de Suguru es regañarlo. ㅡ Pidieron refuerzos en Kyoto para un categoría especial.

Satoru no se esfuerza en ocultar una mueca de molestia.

ㅡ Siendo justos... ㅡ Comienza, su diestra sube para retirar sus lentes y ver con desdén al pelinegro. ㅡ Detesto proteger a los débiles.

Y Satoru está más que listo para ver el ceño de Suguru fruncirse a profundidad, discutir con él y acabar peleando hasta hacer que Yaga se vea obligado a detenerlos.

Pero definitivamente no espera que esta vez Suguru lo tome del cuello del uniforme, tirando de él hacía sí mismo con brusquedad hasta que sus narices se tocan.

ㅡ Eres un engreído insoportable. ㅡ El olor a nicotina choca contra Satoru sin consideración y él contiene el aliento por la cercanía. ㅡ ¿Es por tu posición?

Hay rabia y molestia en la voz, pero Satoru no puede concentrarse para entenderlo, no, corrección, no le interesa.

Prefiere relamer sus labios en anticipación y ver como la voluntad de Suguru tiembla ante él, dudando en darle o no lo que quiere.

Hasta que la noche cae, envolviendo y dandole consuelo a la luna con su oscuridad.

Y Satoru ama ser la luna cuándo los labios de Suguru están sobre los suyos, robandole el aire y la cordura, guiandolo tiernamente a través de la niebla de inexperiencia.

Sin querer, Suguru le ha enseñado a Satoru lo que significa el amor entre besos de nicotina y caricias dulces de miel contra su mejilla.

El amor es ese sentimiento despiadado que arde con intensidad, arde tanto que te consume hasta no dejar nada más que cenizas.

Es esa enfermadad silenciosa que se hospeda en tu centro sin aviso, te envenena y te mata lentamente.

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¡Hey!

Como dice en la descripción de la historia, este mini fic está conectado con mi otro fic Protected, pero en caso de que no se hayan leído el otro fic, no afecta en nada la lectura de este, pueden seguir como si nada. 🐇

Y eso es todo, buen fin de semana. ✨

Vanger.

S a t u r n o || SatoSuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora