✦: Sweet Fragrance 03 ✶°∶∙

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✶Tercera parte✶

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Desde pequeño, Yang Jeongin siempre fue diferente a los demás, y sus padres lo sabían. Apenas contaba con tres años, y Jeongin ya parecía querer comerse el mundo. Jeongin era temerario: siempre encontró cierto placer en hacer esas cosas a las que tanto temían los demás. Era decidido: Jeongin siempre sabía cómo actuar rápido y tomar las decisiones que beneficiaran a la mayoría. Era un justiciero: Jeongin no podía ver que se cometieran injusticias frente a sus ojos; por eso, justo como aquella vez, cuando uno de los chicos marginados de su clase fue golpeado por el estúpido hijo del director, Jeongin no dudó ni un segundo en defenderlo, porque para Jeongin lo primordial siempre fue proteger a los más débiles. 

Sí, Jeongin era ese personaje protector, justiciero, amable, temerario y popular de las películas. Con solo 10 años, su nombre resonaba en su escuela: las chicas lo adoraban, los chicos malos lo detestaban y los débiles lo veían como un héroe. 

Un héroe.

Eso es lo que Jeongin siempre quiso ser. Deseaba sentirse orgulloso toda la vida de ser alguien que siempre pudiera ofrecer su mano a los demás cuando lo necesitaran. Eventualmente, Jeongin se hizo querer y conocer por la sociedad gracias a sus buenas acciones. Pero sus sueños se rompieron cuando un día Jeongin se presentó como omega.

Al principio, Jeongin no veía el lado malo de ser un omega. Pero fue justamente la sociedad que lo respetaba, la misma que le mostró cuál debía ser su lugar: los omegas no nacieron para proteger; los omegas existen para ser protegidos, porque, después de todo, los alfas dominan y los omegas son débiles. Entonces, Jeongin comenzó a frustrarse. ¿Por qué ahora que sabían que era un omega ya no lo querían? ¿Por qué siempre lo rechazaban cuando mostraba conductas temerarias y protectoras? Jeongin quería seguir siendo un héroe, pero la sociedad lo negaba.

Al menos Jeongin tuvo el apoyo de sus padres, quienes, pese a no esperarse que su hijo fuera un omega, siguieron apoyando sus sueños y elecciones. Después de todo, Jeongin era su hijo y, si él era feliz, ellos también lo serían. 

Pese a la frustración y rechazo, Jeongin no cambió, siguió siendo “aquel omega rudo”, como lo llamaban ahora. Su actitud transgresora provocó que nadie quisiera acercarse a él. Casi de la noche a la mañana, Jeongin pasó de ser el chico más amado de la escuela al más despreciado de todos. Jeongin se había quedado completamente solo… hasta que llegó Seo Changbin. 

Seo Changbin fue el único que lo aceptó siendo él mismo. Quizás, se le acercó por lástima. Quizás, vio en Jeongin lo que él quería ser. Sin importar cuáles fueran las intenciones que le hicieron acercarse a Jeongin, se convirtieron en muy buenos amigos, amigos que se contaban casi todos sus secretos. ¿Por qué casi? Porque Changbin nunca le contó a Jeongin que se acercó a él porque lo amaba y admiraba por su manera tan liberal de ser, y tampoco le contó que fue la presión de la sociedad la que lo obligó a separarse de él.

—Jeongin, si tan solo te dedicaras a pensarlo un momento, te darías cuenta de que nunca fuimos tan amigos —murmuró Changbin, y se recargó un poco más de las rejas de la azotea.

—¿Qué dices, hyung? ¿Cómo puedes decir eso?

—¿Alguna vez te dije por qué me acerqué a ti?

—¿Porque te agradaba?

—No.

—¿Entonces por qué?

—Porque te tenía lástima. —«¡Mentira! Fue porque te admiraba, Jeongin»—. Siempre estabas tan solo, que dabas tanta vergüenza ajena… —«Estaba molesto. Me enfurecía que no te valorasen»—. Entonces decidí acercarme a ti.

꒰ 𝗱𝗲𝗹𝗶𝗿𝗶𝗼 ⋆ 𝘴𝘵𝘳𝘢𝘺 𝘬𝘪𝘥𝘴 ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora