Edad: ocho años.
ㅡ ¡Dame el columpio!
ㅡ ¡Pero es mi turno!ㅡ Se quejó el castañito, formando un puchero en sus labios.
ㅡ ¡No! ya pasaron los cinco minutos.
ㅡ Ni siquiera sabes contarㅡ Habló con seguridad en sus palabras, pero no esperaba ser tirado de sus pies cayendo al suelo en solamente medio segundo.ㅡ Ah!ㅡ Jadeó de dolor, mirando sus manos.ㅡ M-Me hiciste dañoㅡ Acusó mirando al rubio quien se reía.
ㅡ Marica.
(¿Marica?)
ㅡ N-No soy!
ㅡ Eres un marica, los maricas no pueden jugar en el columpio.
(¿Qué es un marica?)
El pequeño frotó sus manitas en el delantal que traía puesto de la escuela, mirando al frente y buscando alguna maestra jardinera que lo socorriera, pero no había nadie ahí observando el patio de juegos.
ㅡ Me duelen mis manos, me tiraste fuerteㅡ Sentia sus manos arder gracias a los raspones y la suciedad en la arena.
ㅡ Los maricas merecen eso, y másㅡ Burló el contrario, tomando un puñado de arena para tirarselo sobre su cabeza. Riendo con sus amiguitos por aquella maldad y viendo al castañito frotar sus ojos.ㅡ ¿Que pasó, nenita?, ¿Vas a llorar, nenita?ㅡ Volvió a reir.
ㅡ Noㅡ Habló lo más fuerte que pudo, sintiendo sus ojitos picar.
ㅡ Déjalo en paz, Johyun.ㅡ Habló alguien detrás de él, captando la atención de los niños.
Un niño con cabello color negro, liso y suave a la vista se encontraba cruzado de brazos, mirando con seriedad a quienes estaban molestando al pequeño chico. Sus ojitos como bambi se hicieron penetrantes ante la molestia que sentia.
ㅡ Jung-
ㅡ No estés molestando, no le digas marica. Marica son quienes molestanㅡ Señaló el arenero cual estaba a unos metros de ahí.ㅡ Vete.
ㅡ Como sea, defensor de mariquitas.ㅡBufó el pequeño rubio, dejando de insistir y yéndose con sus compañeritos.
En ese momento el pelinegro solo pudo pensar en la maldad que tenía ese niño. Pero dejó de centrarse en el cuando recordó al castaño en el suelo, decidiendo acercarse a él.