Capítulo XX

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|HUNTER|

La crueldad muchas veces les llega a las personas que no lo merecen, Hunter.

Miré al chico con un atisbo de burla.

—Todos merecemos un poco de crueldad, amigo —chisté, mirando su perfil fijamente—. No es para tanto, ¿sabes? Se puede lidiar con la crueldad de la gente.

—La gente da igual, Hunter —replicó—. ¿Que tu propia familia se comporte contigo como si no valieses nada, no es para tanto?

Lo estaba haciendo enojar como siempre y él no podía apañárselas para no demostrármelo. Era tan sentimental que a veces se le olvidaba que éramos unos completos desconocidos.

—Me gustan los chicos, ¿entiendes? Eso no le da derecho a mi padre de tratarme como si no fuese su hijo.

—Tu padre es un homofóbico de mierda, Axar —espeté—. ¿Y eso qué? ¿Acaso vas a liarte con tu padre?

—No —masculló.

—¿Entonces?

Volteó a verme.

—¿Entonces? —repitió con desdén fastidioso.

—No debería importante lo que piense tu padre, o lo mierda que sea tu familia en general. Da igual tu orientación sexual, eres su hijo, y si a ellos no les importa el hecho de que seas su hijo, entonces a ti no debe importante que ellos sean tus padres. Casi nunca consigues apoyo de tus padres.

Él rió con ironía.

—Lo dice la persona que más consentimiento tiene de los suyos.

—¿Tú tienes cáncer, Axar?

Silencio.

—Aunque no lo tuvieses, seguirías siendo genial para ellos —respondió.

La verdad de eso, era que mis padres siempre fueron los mejores conmigo, no pude haber tenido mejor suerte, que haber nacido con dos personas como ellas, que aún estando divorciados, seguían estando juntos para mí.

Dejé caer mi mano en la rodilla del pelirrojo, queriendo darle consuelo por toda la mierda que le tocaba pasar. Lo apreté, y sonreí, buscando la forma ideal para levantarle el ánimo.

—Debe haber alguien en tu familia que no sea una mierda de persona.

Cuando suspiró y me devolvió la sonrisa, supe que había dado justo en el clavo.

—Sí, la hay —anchó más sus labios—. Mi hermana

—Tienes dos —aclaré.

—Bueno, una de ellas —puso los ojos en blanco, hastiado. Entrecerré los ojos, sospesando su repentino hastío hacia mí—. No me creo que vaya a pedirte esto.

—Habla.

—Verás, ella es muy importante, Apple también, pero está pequeña y no es la que está pasando por malos, pésimos, momentos también.

HUNTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora