Elisabeth
- Oh, vamos Elisabeth, tienes que relacionarte con la gente - sigue intentando convencerme - no vas a poder estar siempre encerrada en casa.
- He dicho que no - protesto - no pienso salir de fiesta.
Las fiestas no son algo que me guste mucho, hay demasiada gente con las hormonas aceleradas que hacen cosas sin pensar o incluso hacen cosas de las que después ni se acuerdan. Siempre he sido de las que prefieren noche de Netflix en el sofá con una mantita y pizza. Esa fue una de las razones por las que me hice mejor amiga de Destiny Myers, a las dos nos gusta eso y tenemos gustos muy parecidos en películas y libros, aunque si hablamos de chicos, mejor no decir nada. En cuanto a mi otra mejor amiga, Mireia Coleman, también comparto gustos tanto en películas como en libros, aunque a ella, a diferencia de Destiny y yo, le gusta mucho relacionarse con la gente.
- No pienso repetirlo de nuevo - habla Mireia al otro lado de la línea - llevo media hora intentando que te vengas y todavía tengo que convencer a Destiny.
- Bien, entonces cuelga el teléfono y déjame tranquila con mi preciosa saga Fast and Furious - la respondo - además, seguro Destiny no va a querer ir, ya la conoces, es una cabezona.
- Las dos lo sois - abro mi boca indignada para decir algo pero Mireia me interrumpe - no me dejáis otra opción - cuelga el teléfono.
Cuando Mireia hace ese tipo de cosas no te puedes esperar nada bueno. Corro como puedo a mi cuarto dándome con todo tipo de mierda que tengo tirado en el suelo y cojo lo primero que pillo en el armario, un vestido corto y negro de tirantes que esta arrugado de a saber aquella vez que lo usé.
Minutos después el timbre de mi casa suena repetitivamente. Mireia ya está aquí. Cojo una almohada del sofá, ya sabes, por si hay que defenderse y camino hacía la puerta ¿desde cuándo tengo el salón tan desordenado? Está lleno de libros y cajas abiertas y vacías en las que se supone que tendría que haber discos con películas. En fin, volviendo a la realidad, llego a la puerta y miro por la mirilla.
- Elisabeth, me cago en la puta, abre la puerta.
- ¿Destiny? - pregunto confundida.
- Si, soy yo, ahora abre la maldita puerta que tengo a una loca que me quiere secuestrar - se defiende ella.
Abro la puerta y dejo que Destiny entre corriendo. Una vez las dos tenemos un cojín en la mano nos volvemos a acercar a la puerta por la que en algún momento Mireia tendrá que llamar. Miro a Destiny y está temblando al igual que yo, para lo rápida que es Mireia está tardando demasiado en llamar.
- ¿Qué miráis? - Destiny y yo giramos la cabeza y nos encontramos con la de Mireia que está justo al lado de la nuestra.
- ¡Ah! - gritamos a la vez por el susto que nos ha pegado la que tenemos detrás. Al parecer el ser militar la cunde hasta cuando no está trabajando.
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El peor de los secretos®
JugendliteraturSecretos oscuros que nos acaban hundiendo en la miseria. Allí, en la oscuridad, en un cuarto con la puerta cerrada; quedan todas aquellas palabras que en algún momento pensé que decías en serio, allí en aquella habitación quedan encerradas todas aqu...