Elisabeth
Bajo del coche y camino hacia la puerta del gimnasio donde hace unos pocos meses Destiny me ayudó a apuntarme.
A ella le encanta el deporte, desde hace muchos años entrena todos o casi todos los días. Muchas veces he querido tener su fuerza de voluntad, levantarme temprano no es uno de mis fuertes, acostumbro a acostarme muy tarde.
Entro al gimnasio y camino hacia la recepción. En frente hay una mesita con revistas y al lado unas sillas en las que hay dos niñas de tal vez tres años con su mamá peleando por una muñequita de campanilla. Que graciosas. Me recuerdan a mi hermana Helen y a mi, de pequeñas montábamos una guerra mundial por unas braguitas de la muñeca por la que se peleaban las dos pequeñas frente a mi.
- Buenas tardes Adolfo - saludo a mi amigo, quien está escribiendo algo en el ordenador y no se ha percatado de mi existencia hasta que he hablado.
- Buenas tardes Elisabeth - me mira - Noche de fiesta ¿eh? - se levanta y se da la vuelta para coger unos papeles de un archivador.
- Ni te lo imaginas - digo - Destiny salto del primer piso a la piscina y luego se puso a cantar con unos chicos - Adolfo se empieza a reír.
Siempre he pensado que tiene una sonrisa muy bonita para la edad que tiene. Adolfo trabaja aquí desde antes de que Destiny se apuntara y me lo presentara. Es un hombre bastante fuerte, por las mañanas trabaja en una pizzería cerca de la casa de Destiny y por las tardes en el gimnasio. Tiene una niña de doces años llamada Anastasia y un niño de diez llamado Ismael, y hace lo imposible por mantenerlos a los dos y también a él.
Después de hablar un rato más con Adolfo, voy a donde Destiny me ha escrito que estaba, hoy nos toca entrenar los glúteos así que no me quejo, el poco culo que tengo no va a crecer solo.
- Buenas - saludo a mi amiga. Destiny se levanta del suelo y me da un corto abrazo al que yo respondo encantada, últimamente estoy muy cariñosa.
- ¿Es en serio? - me río. Ya se ha convertido en una costumbre darle un azote en el culo cada vez que la veo. Ella si tiene un buen culo.
Preparamos la botella de agua y la toalla para el sudor y empezamos con nuestros entrenamientos. Cien "sentadillas", veinte "zancadas alternas", treinta "puente de glúteos", cincuenta "peso muerto", cuarenta "zancada lateral, veinte "frog pump" y algunos más de ejercicios.
- Estoy muerta - mi pecho sube y baja muy rápido. Cojo la botella de agua y me bebo la mitad, después echo una poca en la toalla y me doy en la cara.
- Tampoco ha sido para tanto - ¡¿perdona?! Yo no tengo tu condición física, mi amor.
Cogemos nuestras cosas para irnos.
- Destiny - la agarro del brazo y me la llevo hacía las máquinas de correr - ese chico - le señalo con la cabeza - es uno de los chicos con los que cantaste en la fiesta.
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El peor de los secretos®
Teen FictionSecretos oscuros que nos acaban hundiendo en la miseria. Allí, en la oscuridad, en un cuarto con la puerta cerrada; quedan todas aquellas palabras que en algún momento pensé que decías en serio, allí en aquella habitación quedan encerradas todas aqu...