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Al llegar a las puertas de la casa Blanca, los dos americanos bajaron de la limusina. Estados Unidos ayudaba a Argentina a bajar sus cosas, mientras que sus guardias vigilaban que no hubiera ningún movimiento extraño a los alrededores.

Cuando entraron, Argentina con la mirada empezó a inspeccionar el lugar, era bastante grande y lujoso. El argentino sentía que si tocaba algo y lo rompía, el reponerlo le costaría su economía entera, por lo que decidió no tocar nada y solo admirar las cosas a una distancia prudente.

Por su parte, USA les daba las últimas instrucciones a sus empleados para que preparen el cuarto del Sudamericano. Cuando terminó de dar las instrucciones, volteo a ver al argentino que estaba a su lado, parecía que esté estaba concentrado en un jarrón que se encontraba en el pasillo. Sonrío, estaba emocionado, no solo por tener compañía en su gran hogar, sino que también, estaba emocionado porque por fin aprendería a convivir normalmente con los demás países, sin política o deudas de por medio, solo, una simple amistad.

Desde hace mucho, Estados Unidos deseaba convivir con otros países, pero gracias a las decisiones de su gobierno y la mala fama que esté le estaba otorgando, ningún país quería acercarse a él por miedo y precaución a qué podría llegar a hacer. Eso lo ponía triste, en realidad era un buen tipo. Le encantaba pasear por los jardines, jugar al básquet o cualquier deporte, cocinar, aunque no era muy bueno en eso, y en general, disfrutar de la vida a su manera.

Sin darse cuenta, USA se quedó pensativo mirando al argentino. Al darse cuenta de que Estados Unidos no paraba de mirarlo, Argentina decidió carraspear para llamar la atención del otro. Cuando el más alto se percató de lo que estaba haciendo se avergonzó mucho y decidió mirar hacía otro lado e indicarle a Argentina donde se encontraba su habitación.

walk down the hall, to the right, the third door is your room. (camina por el pasillo, a la derecha, la tercera puerta es tu habitación).- Luego de darle esas instrucciones, y tratando de calmar su sonrojo por la vergüenza, llamo a una de sus empleadas.- dear, could you accompany Mr. Argentina to his room please. (Querida, podrías acompañar al señor Argentina a su habitación, por favor).

¿Señor?- Cuestionó Argentina.- discúlpame querido pero yo solo tengo 204 años, soy un nene todavía ¿O acaso me ves alguna arruga?- Argentina posaba como una diva mientras se acomodaba su pelo largo y castaño.

¡Por supuesto que no eres viejo!- Casi gritó el pobre USA mucho más avergonzado que antes, pues creía que, había ofendido al Sudamericano.- Yo solo eeeeh... I... I...- El pobre chico nisiquiera supo cómo explicarle al argentino que no era su intención ofenderlo de ninguna manera, hubiera comenzado a llorar de la angustia si no fuera porque escucho la risa del sudaca.

Pero como me voy a ofender por eso boludo- Decía entre risas el argentino tratando de calmarse para no incomodar más al anglosajón que parecía un tomate andante.- Está bien ¿Ok? No estoy ofendido por nada, tranquilizate o te va a dar algo. Mira no hace falta que está señorita me lleve a la habitación, pero como soy medio boludo te lo acepto.

Yes, good night Argentina.- Se despidió USA aún avergonzado y con ganas de que la tierra se lo tragara.

Buenas noches gringo, descansa.- Se dio media vuelta y se dirigió hacía su habitación en compañía de la empleada que, al igual que Argentina, tenía una sonrisa en el rostro.

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