Riven

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Hubo una vez una legendaria guerrera de Noxus que las leyendas contaban que era invencible en el arte del duelo. Esto se debía a su implacable perseverancia y determinación en la batalla y su valentía jamás flaqueaba, ni en el peor de los casos. Las leyendas también cantaban sobre su gran espada, forjada en las tierras de Freljord por los pequeños yordles que habitaban allí y perfeccionada con hielo oscuro, lo cual era muy apreciado entre los habitantes de Noxus, ya que los valores de la guerra y la batalla prevalecían ante todo.

En definitiva, aquella guerrera era una de las grandes figuras de su tierra, lo cual generó la envidia y confabulación de los dirigentes de Noxus, provocando su posterior humillación y persecución pública. Riven nunca flaqueó, y luchó contra todo aquel que se interpusiera en su camino, hasta que imprevistamente, luchando contra el General Darius, su arma se rompió en pedazos, quedando tan solo sujeta al mango una porción de la espada.

Su perseverancia, desde aquel combate, por primera vez también se vio fragmentada y humillada huyó lejos, donde jamás la encontrasen y supiesen de su desgracia. Se retiró a las tierras de Shurima, donde pasó gran tiempo en soledad y descanso. Mucho aprendió en su retiro: aprendió a manejar su hoja quebrantada, poco a poco recuperó su espíritu de batalla, pero también aprendió a ser más reservada y paciente de lo que jamás había sido. Pero aprendió algo que la fortaleció como nada en el mundo: las técnicas del Ki.

Las aprendió a orillas de un pequeño río que fluía en medio del vasto desierto. Cuando lo halló, aliviada de por fin encontrar agua, fue cuando parte de su esperanza se vio restaurada, y allí asentó el comienzo de su rehabilitación. Algo muy curioso que ocurría allí era que los cuervos se arremolinaban alrededor del río como si fuese su hogar, así que la guerrera se sintió, al cabo de un tiempo, como los cuervos: como si estuviese en su nuevo hogar. De este modo, decidió olvidar su pasado y adoptó un nuevo nombre: Riven. Como el río, pero también como los cuervos que habitaban en él.*(Nota al final)

Pasaron semanas, meses y después años, pero Riven se fortaleció poco a poco hasta poder canalizar su poder de tal forma en su espada que recobraba su forma original. Es más, la espada fortalecida con el Ki era mucho más poderosa que cualquier arma que Riven hubiese blandido jamás. Riven finalmente decidió una noche dejar el río, su hogar, para unirse a la Liga de las Leyendas donde esperaba ser nuevamente respetada por todos los Campeones de la Liga y sus instructores. No sentía más la necesidad de ser respetada en Noxus, incluso también se unía al plantel para poder vengarse del General Darius algún día, por haber quebrantado su valor.

Preparada para luchar en los Campos de la Justicia, sabía que no pertenecía a ningún bando, tan solo al suyo. Algo tenía totalmente seguro: su valentía jamás iba a quebrantarse más, y ahora estaba más fuerte que nunca.

Nota: Riven por esto procedería de River (Río en inglés) y Raven (Cuervo en inglés)

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