Sin duda el equilibrio para ella era lo más importante. Desde pequeña le habían inculcado bien este valor y sin protesta había aceptado lo que en el futuro sería su esencia. En la tierra de Jonia todo se regía por este principio, por lo que ella, Karma, era admirada, respetada e incluso temida por muchos. Sin embargo, tan solo se dedicaba a ser consejera del teniente que dominaba las tierras del pequeño pueblo campesino donde se había criado y había crecido, gracias a sus prodigiosos prestigios en los campos del saber y la prudencia.
De este modo, el pequeño hogar de Karma era visitado y conocido por muchos en sus tiempos prósperos, pues era un rico centro de comercio, poder político y conocimiento dentro de la arcaica región de Jonia. Aún podía recordar la risa de los niños corriendo por la calle, los ancianos hablando entre ellos a orillas de los caudalosos ríos que pasaban por allí, las jóvenes parejas de muchachos escondiéndose debajo de los árboles que florecían como bellas fuentes de vida en ciertas épocas del año… Reinaba la paz y el equilibrio, hasta que llegó la Guerra.
La Guerra asoló muchas de las regiones de Runaterra, y, a pesar de que a Jonia poco afectó, tras ella solo quedó podredumbre, destrucción y muerte. Por desgracia, este pequeño pueblo fue gravemente afectado y solo quedaron escombros de lo que antes habían sido los hogares de cientos de habitantes. Los árboles se habían quemado o destrozado, los ríos se habían ensuciado de sangre, cadáveres y pequeños restos de ruinas y otros edificios, la tierra había enfermado. Nada quedaba del pasado.
Karma, ayudada de algunos habitantes, había sido confinada a un pequeño templo alejado de su hogar donde había aprendido las técnicas del Ki, con la esperanza de poder servir a su pueblo. Sin embargo nunca fue totalmente apta para esta senda, lo que llevó a una gran frustración y decepción para consigo misma, pues su tierra la necesitaba y ella no podía proporcionarles ayuda. A pesar de todo, Karma nunca se rindió y luchó día a día para llegar a su meta, y tan pronto como acabó la Guerra, ella aún no había obtenido poder suficiente.
Cuando Karma, agotada, decidió volver a visitar a los suyos, el horror la llenó al observar los destrozos que la Guerra había causado y todo su ser se vio alterado. ¿Dónde estaba toda esa paz, todo ese equilibrio? Una sensación de inquietud llenaba todo su espíritu, fluyendo hasta lo más profundo de su ser y transformándose en Ki. Finalmente, miró a los restos de la estatua principal de su pueblo, eran dos piedras que juntas formaban un círculo, en forma de espiral, pero estaba partida por la mitad en una forma irregular, y sintió como todo su poder se refugiaba dentro de aquel monolito de piedra. Tan pronto como esto ocurrió, las piedras se iluminaron de un bonito color azul turquesa y empezaron a flotar detrás de karma, en un perfecto equilibrio, provocando en Karma un poder que nunca había sentido hasta aquel preciso momento. Se sentía capaz de poner en el buen rumbo cualquier cosa, cualquier alma, cualquier error; capaz de corregir todos los desequilibrios que existían aún no solo por Jonia, si no por toda Runaterra.
Decidió poner sus servicios a la Liga de las Leyendas con el único fin de vengar a los suyos, para balancear los actos de los profanadores de sus tierras. De este modo un nuevo ente surgía en el mundo, Karma. Ella es capaz de hacer sufrir si se hace sufrir a otros, pero también recompensará si se trata bien a los demás. Así que recuerda: Karma es la encargada de aconsejarte, y dirigirte a la buena senda. La senda del equilibrio.
ESTÁS LEYENDO
Creative Lore
Short StoryEl lore de League of Legends a mi modo. Las historias no tienen nada que ver con las originales, me las invento a mi parecer.